La epistemofobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo excesivo al descubrimiento, aprendizaje y uso de nuevos conocimientos. Esta fobia está muy relacionada con el miedo a ser incorrecto o no saber la respuesta `correcta` a una pregunta. La epistemofobia se deriva de dos palabras griegas, episteme y phobos, que significan `conocimiento` y `miedo`, respectivamente.
Las raíces de la epistemofobia se encuentran en el olvido y el fracaso escolar.
La fobia puede ser una defensa inconsciente para evitar el rechazo, que se percibe como la devolución del fracaso en lugar de la lastimosa exigencia de la autoexigencia.
El problema es que, evitando el rechazo, tampoco se consigue el éxito.
Cuando una persona que sufre epistemofobia se confronta con un nuevo tema en el aula, la situación puede desencadenar una respuesta de ansiedad disfórica. Fenómenos explicados por el “síndrome de la tiza”, es decir, el aumento de la ansiedad y del pulso sin control. Esta situación puede terminar en el bloqueo emocional frente al material que se está estudiando y, en ocasiones especialmente graves, divertirse buscando otros menesteres en plena clase. Los principales síntomas de mi fobia son: la ausencia de motivación para leer temas nuevos, la falta de deseo de aprender, blowqueos mentales incesantes, el temblor en clase, el miedo al fracaso, etc.
En algunos casos más avanzados, los afectados desarrollan una ansiedad generalizada, una sensación de presión y excesiva preocupación.
Es fundamental aprender a identificar a tiempo estos signos.
A esto hay que sumar el apoyo de un profesional experto en tratar temas relacionados con la ansiedad para trabajar en la creación de recursos personales para lidiar con la fobia en diferentes situaciones.
Para ello, hay que ponerse el reto de afrontar el miedo con posibles recursos como respirar profundamente y relajar el cuerpo. Otra forma de lidiar con la epistemofobia es desarrollar habilidades de estudio adecuadas, para mantener preparado el material a estudiar y aprender las tildes y el vocabulario necesario. Finalmente, se recomienda utilizar herramientas como los exámenes acuéstico-visuales, que ayudan a comprender mejor el contenido asociando los conocimientos con silabas y con sonidos interpretativos. Por esta razón, es importante estar consciente de los signos del trastorno, para buscar el tratamiento adecuado a tiempo. El uso de la terapia cognitivo-conductual y otras estrategias de autoayuda basadas en la toma de conciencia y la practica de actividades de relajación, pueden ayudar mucho a superar la fobia al conocimiento.
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