La mastitis es una inflamación dolorosa y potencialmente peligrosa de la mama.
Se puede manifestar como una infección aguda o crónica, y se diagnostica en mujeres jóvenes y ancianas. Esta afección se produce cuando la producción de leche de la madre se interrumpe, se obstruye uno o ambos conductos galactóforos, o se desarrollan bacterias dentro de los tejidos mamarios. Los síntomas de la mastitis varían, desde la hinchazón y el enrojecimiento de los senos hasta la fiebre, el dolor localizado y el letargo general. A pesar de que la mastitis afecta a todas las madres, es mucho más común en mujeres que amamantan, especialmente durante los primeros seis meses de lactancia. Esto se debe principalmente a que los cambios hormonales relacionados con el amamantamiento pueden debilitar el sistema inmunológico y el sistema para neutralizar las bacterias, haciendo que sea más fácil para que se desarrolle una infección.
Las infecciones mamarias también pueden ser causadas por heridas, cicatrices, cortes pequeños o enfermedades de la piel en los senos.
Estos daños pueden permitir que las bacterias penetren y causen infección.
La mastitis también puede ser causada por el estancamiento de la leche dentro de los senos, conocido como “estasis mamario`. Cuando la madre no produce suficiente leche para satisfacer las necesidades de su bebé, el estancamiento de la leche puede causar un bloqueo en uno o más conductos galactóforos de los senos.
Esto puede bloquear el paso a la leche materna, causando dolor, hinchazón y estasis.
El dolor puede estar localizado en un solo seno o en ambos, y puede ser constante o ir y venir. La madre también puede sentir una rigidez o “calambres” en los senos, o una dolorosa sensación de ardor. Esto se hace para identificar la bacteria responsable de la inflamación, lo que permite al médico elegir el tratamiento más adecuado. El tratamiento para la mastitis depende de la causa de la infección, pero en el mejor de los casos, el tratamiento incluye el uso de antibióticos para controlar la infección y el alivio del dolor, hinchazón y picazón.
En algunos casos, la madre también puede necesitar un descanso adicional para ayudar a aliviar la tensión en los senos y reducir la posibilidad de propagación de la infección. La prevención de la mastitis es lo mejor que la madre puede hacer para reducir la posibilidad de desarrollar la condición, especialmente si está amamantando. Esto incluye beber mucha agua para mantenerse hidratada, y comer una dieta saludable para apoyar sus esfuerzos de saneamiento. Además, algunos profesionales recomiendan masajes mamarios de forma regular, junto con ejercicios específicos, para prevenir el estancamiento de la leche y el bloqueo de los conductos galactóforos. Finalmente, una buena higiene mamaria es el mejor paso para prevenir las infecciones mamarias relacionadas con la mastitis.