Un Exchange Traded Fund (ETF) es un fondo de inversión negociable en bolsa, regulado por la Comisión de Valores y Bolsa de los Estados Unidos (SEC). Estos fondos se ofrecen para invertir en una amplia variedad de sectores, incluyendo acciones, bonos, metales preciosos y materias primas. Los ETF se componen de una amplia gama de activos, como acciones individuales, que el gestor del fondo puede negociar para obtener los mejores retornos para los inversores, considerando los objetivos de inversión establecidos.
Los ETFs se han convertido gradualmente en una de las principales formas de inversión a largo plazo. Esto se debe a varios factores, tales como: los costos asociados con la adquisición y mantenimiento de los activos individuales, la complejidad asociada a la selección y diversificación de los activos de inversión, y el hecho de que los ETFs ofrecen una forma simple y económica de invertir en una variedad de activos.
La capacidad de comprar acciones de un ETF con una sola operación es una de las principales ventajas.
Los ETFs se negocian en los mercados bursátiles locales o en línea.
Esto ofrece a los inversores la posibilidad de realizar transacciones de compra o venta al precio de mercado vigente. Esto hace que sea mucho más fácil y conveniente para los inversores minoristas e institucionales expresar su opinión sobre el rendimiento de los activos subyacentes. Diferentes clases de ETF se negocian según diferentes estrategias de inversión, como el índice de precios de las acciones (Índice Dow Jones Industrial Average) o índices temáticos especializados (por ejemplo, ETFs centrado en la industria tecnológica).
Los ETFs pueden cambiar en valor diariamente, por lo que es esencial que los inversores comprendan el riesgo asociado con su inversión. La volatilidad de los precios de los ETF es generalmente menor que el de las acciones individuales ya que los inversores no están expuestos a los cambios específicos relacionados con una empresa en particular.
Esto significa que los ETFs están expuestos primariamente a variación en los precios en el mercado general. Así como con otros instrumentos financieros, los ETFs tienen un costo de mantenimiento, el cual es generalmente mayor que el de los fondos comunes de inversión. También hay comisiones de compra y venta asociadas con el intercambio directo de ETFs en la bolsa. Diferentes ETFs pueden tener diferentes comisiones asociadas, que los inversores deben considerar al elegir qué ETF compran. En última instancia, los ETFs pueden proporcionar a los inversores una forma asequible de diversificar sus carteras de inversión. Esto puede resultar en riesgos menores para los inversores a medida que no están expuestos a los riesgos asociados con un único activo o empresa. Los ETFs también ofrecen a los inversores la flexibilidad de negociarlas a través de una amplia gama de mercados bursátiles, y de controlar y gestionar mejor su exposición al riesgo general.
Al mismo tiempo, los ETFs ofrecen al inversor información sobre el desempeño de los activos individuales, lo que también puede resultar en decisiones de inversión más informadas. Finalmente, los ETFs ofrecen a los inversores la posibilidad de obtener una gran exposición a los activos de renta variable a un menor costo que los fondos comunes de inversión.
