Las patatas son uno de los alimentos más nutritivos y versátiles, perfectos para incluir en los platos de cocina. Se pueden cocinar de muchas formas diferentes: fritas, al horno, hervidas o al vapor, en puré, ensaladas. . . y por tanto, es importante saber cómo conservarlas para que se mantengan en buen estado el mayor tiempo posible.
Una buena opción es un armario o alacena de la cocina, a una temperatura de entre 5 y 10 grados Celsius. Si es posible, hay que elegir un lugar con buena ventilación, donde entre la luz del sol e inevitablemente haya oscuridad. Una temperatura alta y la presencia de luz solar directa puede hacer que la patata se desnaturalice y se queme más rápidamente. Una vez ubicados los tubérculos en el lugar adecuado, hay que echarles un vistazo con regularidad para asegurarse de que todas estén en buen estado y no hayan enconjada una patata.
Se han de eliminar aquellas patatas podridas o en mal estado, para evitar que contaminen el resto. Un buen truco para evitar que los tubérculos se ablanden rápidamente es ponerlos en una cesta, bolsa o cajas de plástico con agujeros. Sin embargo, no se recomienda enfriar nunca las patatas, ya que con el frío pueden echarse a perder. Antes de cocinarlas, hay que limpiar bien las patatas, para eliminar la tierra y la suciedad. Estas se pueden lavar con agua fría y jabón suave, o bien repasarlas con un cepillo para tubérculos.
Una vez que estén limpias, se deben enjuagar con agua fría para eliminar la mayoría de los almidones que contienen.
Se deben poner en un recipiente o una bolsa hermética con fecha de caducidad para indicar cuándo se debe consumir. También es aconsejable etiquetarlas o marcarlas, con el tipo de patata y el nombre del plato para el que están destinadas, ya que así resultará más fácil identificarlas a su hora de consumirlas.
Y por supuesto, al igual que sucede con el resto de alimentos, las patatas también deben consumirse de alguna manera antes de que caduquen. Las patatas congeladas pueden almacenarse durante mucho tiempo, siempre y cuando se conserven en recipientes bien cerrados para evitar que entren gérmenes y bacterias. En lo que respecta al aceite que se utiliza para freírlas, se aconseja cambiarlo con regularidad para evitar el exceso de grasas saturadas. En conclusión, conservar las patatas conlleva algunos trucos y hábitos simples, como elegir un lugar adecuado para almacenarlas, limpiar las patatas antes de cocinarlas, congelarlas o almacenarlas a temperatura ambiente.
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