La prueba de antígeno es una prueba diagnóstica que detecta la presencia de proteínas específicas (antígenos) en el cuerpo. Esta prueba se utiliza generalmente para detectar la presencia de infecciones, como la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la infección por el virus de la hepatitis B (VHB).
La prueba de antígeno se utiliza también para el diagnóstico y el seguimiento del tratamiento de algunas enfermedades infecciosas, como la infección por el virus de la hepatitis C.
Las pruebas de antígenos se realizan empleando una variedad de métodos.
Los métodos más comunes son la prueba de detección rápida, la prueba de línea de ensayo (ELISA) y la prueba de quimioluminiscencia. Las pruebas de detección rápida se utilizan para detectar los antígenos del virus de la hepatitis B (HBsAg) y para detectar algunos de los antígenos del virus de la inmunodeficiencia humana (HIV).
Estas pruebas son baratas, fáciles de administrar y proporcionan un resultado rápido.
Los ensayos de líneas de prueba (ELISA) se utilizan para detectar antígenos de infecciones bacterianas y virus varios, como el virus de la hepatitis B, el virus de la inmunodeficiencia humana y el virus de la hepatitis C.
Estas pruebas requieren un tiempo más extenso para proporcionar resultados, normalmente se necesitan de una a varias horas de resultados. Las pruebas de quimioluminiscencia se utilizan para detectar varios antígenos, como los antígenos del virus the hepatitis B y para detectar los antígenos del virus de la inmunodeficiencia humana. Estas pruebas también requieren un tiempo más prolongado para proporcionar resultados, con resultados normalmente disponibles en unas pocas horas.
Las diferentes pruebas de antígeno tienen diferentes niveles de sensibilidad y especificidad.
Esto significa que algunas pruebas pueden encontrar antígenos específicos con más precisión en comparación con otras. En algunas ocasiones, se utiliza una prueba de antígeno para controlar el tratamiento de una infección. Algunos ejemplos de infecciones que se monitorean con pruebas de antígenos son la infección por VIH, el VIH resistente a algunos medicamentos, la infección por el virus de la hepatitis B y la infección por el virus de la hepatitis C.
Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunitario como respuesta a la presencia de un antígeno en el cuerpo. Las pruebas de antígeno son aceptadas como un método fiable para el diagnóstico de infecciones y su seguimiento. Esto se debe a que algunos antígenos del virus de la inmunodeficiencia humana pueden desaparecer dentro del cuerpo antes de ser detectados por las pruebas. Como resultado, siempre se recomienda realizar pruebas de anticuerpos y de ácido nucleico al mismo tiempo para proporcionar un diagnóstico preciso de la infección por el VIH. Se realiza a través de la extracción de sangre o a través de una muestra oral, respiratoria o urinaria. La prueba generalmente requiere una muestra de sangre de 3 a 5 mililitros, o entre 1 y 4 cucharaditas, dependiendo del tipo de prueba realizada y del antígeno a ser detectado.
El tiempo de procesamiento de la prueba puede variar, pero muchas pruebas dan resultados en menos de 1-2 horas. En resumen, la prueba de antígeno es una prueba diagnóstica útil para detectar la presencia de infecciones por virus como el VIH y el VHB. Esta prueba se realiza generalmente a través de análisis de sangre o muestras de otras fuentes. Las pruebas de detección rápida, el ensayo de líneas de prueba (ELISA) y la prueba de quimioluminiscencia son los métodos más comunes para el diagnóstico de las infecciones. En algunas ocasiones, se necesitan varias pruebas alternativas para detectar la presencia de una infección con mayor precisión. La prueba de antígeno es una prueba segura y sin dolor; en la mayoría de los casos, los resultados de la prueba están disponibles en menos de 2 horas.