Las abejas son apicultores natos.
Estos insectos se han dedicado a la fabricación de miel durante miles de años, proporcionando a los humanos el alimento dulce y nutritivo de una manera natural. A fin de comprender mejor el proceso de producción de miel, fue necesario profundizar y buscar explicaciones científicas sobre la forma en que las abejas hacen la miel. El primer paso para elaborar la miel empieza con la recolección de néctar o el jugo que brota de las plantas.
La sed de los insectos los induce a buscar fuentes de dicho jugo para alimentarse.
Esto significa que salen de la colmena en búsqueda de flores.
Durante el viaje de recolección, la abeja recogerá el néctar en la parte posterior de la boca llamada “boca o cera”. Esta baba es un líquido compuesto por azúcares simples como sacarosa y fructosa, Aceites volátiles, vitaminas, Minerales, aminoácidos y pirogalato. Una vez que la abeja logra obtener suficiente néctar para el vuelo de regreso a la colmena, lo deposita dentro de la “celda de panal” para su almacenamiento. Una vez dentro de la celda, las abejas comenzarán a trabajar en él para transformarlo en miel. Esto se logra gracias a una especie de compuesto que emana de glándulas ubicadas en la cabeza de los insectos llamadas “enzimas salivales”. Estas enzimas, junto con el calor natural que se produce dentro de la colmena, ayudan a las abejas a convertir el néctar en miel. La transformación del néctar a miel puede tomar varias horas, sin embargo, términos generales, dura aproximadamente 20 minutos. Las abejas irán arriba y abajo al interior de la celda para agregar su contenido a la miel, absorbiendo el líquido y transportándolo de un lado a otro. Esto se conoce como “fanning” y ayuda a las abejas a disminuir la cantidad de agua en la miel. Cuando la miel alcanza el 18% de humedad, la abeja comenzará a añadir pequeños pedazos del lado externo de la celda, los cuales ayudan a consolidar la miel, a hacer más dulce su sabor y a preservar sus valores nutricionales.
Por último, las abejas cerrarán la celda con una capa de cera para sellar la celda, y como resultado la miel estará lista para ser almacenada hasta su posterior consumo. Es importante destacar que los insectos tienen una gran resistencia para trabajar hasta 20 horas seguidas, con una envolvente temperatura. A fin de lograr esto, las abejas deben llenarse de alimento a fin de tener la energía suficiente para llevar cada etapa a cabo. Esto significa que la abeja debe pasar al menos seis horas al día consumiendo polen para que así tenga energía suficiente para poder fabricar la miel. Ahora que sabemos la forma en que las abejas hacen la miel, vemos que esta tarea no es tan sencilla como nos lo imaginamos. Estos insectos trabajan incansablemente en su proceso de fabricación para ofrecernos el alimento dulce y nutritivo que tanto amamos.