La cal es un material que ha sido utilizado por siglos para pintar y proteger las construcciones. Este tipo de pintura, además de ser natural y ecológica, da un acabado rústico y con mucha personalidad.
En este artículo aprenderás a preparar y aplicar pintura de cal.
En primer lugar, necesitarás los siguientes materiales: cal viva o hidratada, agua, sal y una brocha o rodillo. Si prefieres un color específico, puedes añadir pigmentos minerales a la mezcla, aunque el color natural de la cal es el blanco.
El primer paso para pintar con cal es preparar la pintura.
Para ello, tendrás que mezclar la cal con agua.
Si es cal viva, debes utilizar una parte de cal por cinco de agua; si es cal hidratada, la proporción es de una parte de cal por una de agua. Si decides añadir pigmentos para dar color, debes hacerlo una vez que la mezcla de cal y agua esté bien disuelta. Los pigmentos deben ser minerales y resistentes a los álcalis para que no alteren la composición de la cal. La cantidad de pigmento dependerá del color que quieras obtener y de las indicaciones del fabricante, aunque nunca debe superar el 10% del peso de la cal. La cal se adhiere mejor en superficies rugosas y absorbentes, por lo que quizás necesites dar una capa de imprimación o lijar la superficie. No obstante, debes tener en cuenta que es menos resistente a la fricción y al lavado que las pinturas plásticas, por lo que es más aconsejable para zonas menos transitadas. La belleza de la pintura de cal radica en su textura terrosa, su profundidad y su luz. Gracias a sus pigmentos naturales, la gama de colores es delicada y armoniosa, siempre dentro de los tonos pastel. En resumen, pintar con cal es un arte ancestral que otorga personalidad a ottros hogares y permite obtener resultados decorativos muy originales.