La neumonía es una infección aguda que afecta a los pulmones, llenándolos de líquido o pus, lo que dificulta la respiración y limita la capacidad del organismo para absorber oxígeno y eliminar dióxido de carbono.
Esta enfermedad, puede resultar de la infección de diversos microorganismos, incluyendo bacterias, virus y hongos.
Pero, ¿cómo se contagia la neumonía?La neumonía puede transmitirse de varias maneras, siendo la más común a través de las gotas respiratorias cuando una persona enferma tose, estornuda o habla. Este es el mismo método de transmisión que los resfriados comunes y la gripe, es decir, las enfermedades virales de las vías respiratorias. Por ejemplo, si una persona con neumonía tose o estornuda, pequeñas gotas de líquido se liberan al aire.
Estas gotitas pueden contener bacterias o virus que pueden ser inhalados por quienes están cerca.
También, puede contagiarse al tocar una superficie que ha sido contaminada por estas gotas y luego tocarse la cara, la boca o la nariz.
El contagio de la neumonía también depende del tipo de patógeno que la esté causando.
Por ejemplo, la neumonía bacteriana es a menudo causada por Streptococcus pneumoniae, una bacteria que se encuentra en la nariz o la garganta de muchas personas, incluso de las que están sanas.
En estos casos, la bacteria se propaga a los pulmones a través de las vías respiratorias. La neumonía viral, por otro lado, a menudo es causada por virus que causan infecciones respiratorias más comunes. Además de la transmisión a través del aire, estos virus también pueden propagarse a través del contacto directo con superficies contaminadas. La neumonía `aspirativa`, que se produce cuando se inhalan alimentos, líquidos, saliva o vómito en los pulmones, no es un tipo de neumonía que se propague de persona a persona. Esta es más común en personas con ciertas afecciones, como derrame cerebral u otras enfermedades neurológicas que afectan la capacidad para tragar. Estos incluyen un sistema inmunológico debilitado, también las enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la diabetes o las enfermedades cardíacas. Otros factores de riesgo incluyen la hospitalización, especialmente si se está en cuidados intensivos o se tiene un tubo endotraqueal, también el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol. Esto incluye lavarse las manos regularmente, especialmente después de toser, estornudar, cambiar pañales y antes de tocar alimentos. También es importante mantener una buena salud general a través de una dieta equilibrada, ejercicio regular y dormir lo suficiente. Aquellas personas en alto riesgo, como los adultos mayores, los niños pequeños, deberían considerar las vacunas para prevenir ciertos tipos de neumonía, como la causada por el neumococo o el virus de la influenza.
También, es vital seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud para el tratamiento de enfermedades crónicas que pueden debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de contraer neumonía.
En resumen, la neumonía es una enfermedad potencialmente severa que se puede propagar de varias maneras, dependiendo del tipo de patógeno que la cause. No obstante, mediante una buena higiene, la atención a factores de riesgo y la adherencia recomendada a las vacunas, es posible reducir el riesgo de contraer y propagar esta enfermedad.