El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un virus altamente debatido y estudiado desde su descubrimiento en 1981. El VIH afecta al sistema inmunológico del cuerpo, específicamente a las células denominadas CD4 que desempeñan un papel crítico en la inmunidad del cuerpo contra las infecciones. Con el tiempo, la infección con VIH puede deteriorar el sistema inmunológico hasta el punto en que el cuerpo ya no puede luchar eficazmente contra las infecciones y las enfermedades. En cuanto a su transmisión, el VIH se propaga de varias maneras: a través del sexo sin protección, la transfusión de sangre contaminada, el uso compartido de agujas, y de madre a hijo durante el parto o la lactancia materna.
Sin embargo, el VIH no se propaga a través del aire, el agua, los saludos casuales, el compartir alimentos, bebidas o utensilios de cocina o el uso del mismo baño o piscina.
En todos estos casos, el virus se transmite a través del intercambio de fluidos corporales como el semen, los fluidos vaginales y el sangrado rectal. Para prevenir la transmisión por esta vía, es importante usar preservativos y otros métodos de barrera de manera consistente y correcta durante el sexo.
Esto puede ocurrir durante una transfusión de sangre, un tatuaje, el uso de jeringas durante el consumo de drogas y durante procedimientos médicos en los que se utilizan agujas o instrumentos contaminados.
Las transfusiones de sangre y órganos ahora se prueban sistemáticamente para el VIH en la mayoría de las regiones, lo que ha reducido drásticamente el riesgo de transmisión por esta vía.
Cada vez que una persona comparte una aguja o jeringa con alguien que tiene VIH, corre el riesgo de contraer el virus. Las iniciativas de intercambio de jeringas y las medidas de reducción de daños pueden ayudar a reducir este riesgo. Las madres con VIH también pueden transmitir el virus a sus hijos durante el embarazo, el parto o la lactancia. Sin embargo, el uso de medicamentos antirretrovirales durante el embarazo y después del parto puede reducir drásticamente este riesgo. Además de estos métodos de transmisión, existe también el riesgo de contraer VIH a través de mordeduras o lesiones causadas por una persona infectada, aunque esto es raro. Es fundamental recordar que el VIH no se transmite a través de la saliva, el sudor, las lágrimas, las heces o la orina. También es importante saber que no se puede contraer VIH a través de picaduras de mosquitos o cualquier otro insecto. Sin embargo, comprendiendo las vías de transmisión y tomando medidas para protegerse, puede reducirse drásticamente el riesgo de infección. Esto incluye tener una educación adecuada sobre el VIH, usar preservativos durante el sexo, evitar compartir agujas y jeringas y hacerse pruebas regulares de VIH. Además, el avance de la medicina moderna ha hecho que vivir con el VIH sea manejable, por lo que ahora es considerado una enfermedad crónica en lugar de una sentencia de muerte.
Siguiendo estas pautas y cuidando su salud, las personas pueden prevenir y controlar la infección por VIH, y seguir viviendo vidas llenas y saludables.
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