La acedía – conocida también como la “pobreza del espíritu” – es una forma de pesadumbre existencial que se caracteriza por una letargia emocional y espiritual causada por una falta de motivación o de sentido de propósito.
Esta forma de tristeza profunda se relaciona con la falta de conexión con suyo yo verdadero, con una baja autoestima, y con el sentimiento de desesperanza e inutilidad. Como resultado, la acedía afecta tanto la motivación como la actividad, la productividad, los sentimientos de satisfacción y la capacidad para disfrutar de la vida. La palabra acedía fue acuñada por los antiguos griegos, que la describían como el sentimiento hondo de desesperanza o de desolación. Los romanos le agregaron el significado de desolación, sobre todo en relación con el desánimo espiritual. Desde entonces, la acedía ha sido descrita como una condición en la que la persona se siente deprimida, cansada, full de deseos incomprensibles, y con un sentimiento de superfluidad y hastío.
Esta tristeza profunda y desesperanza afecta a la persona en gran medida, y dificulta su habilidad de ver el significado de la vida. Se dice que la acedía se originó en la religión cristiana, y se ha vinculado con la idea de pecado de pereza. La acedía era considerada por la Iglesia como una amenaza grave al orden espiritual y moral, por lo que se han propuesto numerosos remédios espirituales para esta clase de depresión. En la tradición neoplatónica, por otra parte, la acedía fue vista como una actitud problemática de los seres humanos hacia el mundo espiritual, y como resultado de la carencia de conexión con su divinidad interior.
Esta vista se ha sostenido a lo largo de los siglos.
Ha habido muchos esfuerzos para descifrar y tratar la acedía, pero normalmente no se hace una distinción entre depresión crónica y el estado habitado por aquellos afectados por la acedía. Mientras que los enfermos con depresión suelen tener síntomas físicos, como dolores de cabeza o de las articulaciones, un estado de acedía se caracteriza esencialmente por la pérdida de motivación, del sentido de deseo, del interés, y la baja energía.
La acedía es un sentimiento que se profundiza cuando la persona no tiene metas o proyectos, o cuando no encuentra significado en los contactos sociales o en la vida cotidiana. Esta ausencia de motivación y de sentido de propósito puede ser experimentada a nivel cognitivo, pero también a niveles más profundos, en los que la tristeza se manifiesta a través de los sentimientos de vacío, de soledad, de futilidad, y de desesperanza sobre el futuro.
Estos sentimientos desmoronan el propio sentimiento de identidad personal, y dificultan la orientación hacia los objetivos. Como resultado, los trastornos relacionados con la acedía a menudo abarcan la falta de energía vital, el aislamiento, el desconcierto, un estado de inquietud, la locura, el temor, la desesperanza o la melancolía.
Algunas de estas manifestaciones pueden conducir a pensamientos o actitudes autodestructivas, que incluyen el abuso del alcohol, el uso de drogas, los comportamientos uso adictivos, la sospecha, y otros trastornos. Afortunadamente, hay muchas maneras de abordar la acedía, desde el tratamiento psicológico, hasta actividades cotidianas cuyo objetivo es restaurar la motivación y el significado perdidos. Las técnicas de terapia cognitiva (CBT) son útiles para combatir la acedía, ayudando a las personas a construir una imagen más positiva de sí mismas, desarrollar herramientas de afrontamiento, y ganar una mayor comprensión de sus pensamientos, sentimientos, y comportamientos.
La meditación y la oración pueden restaurar el sentido de conexión espiritual perdido y, al mismo tiempo dará un sentido de propósito y motivación. La conexión con los amigos y la familia, movimientos físicos saludables, el diálogo abierto con los demás, y la práctica de la gratitud cotidianamente pueden proporcionar a la persona afectada un sentido de confort y seguridad durante este tiempo difícil.
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