Aluniceros es una técnica de construcción tradicional que fue empleada habitualmente en la arquitectura colonial de México. Encontramos ejemplos de aluniceros en México desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX en edificios religiosos, civiles, militares y habitacionales. Esta técnica de construcción fue desarrollada para lidiar con la carencia de materiales como la piedra y la madera, notorias en este tipo de construcciones, y también para resistir la intemperie y cataclismos naturales.
Los aluniceros se utilizan principalmente para revestir edificios, aunque también pueden encontrarse para la construcción de grandes estructuras. La base de esta técnica constructiva es conocida como espina de pescado, en la que una rejilla de madera rígida es confeccionada y posteriormente cubierta en su totalidad con adobes. Los muros formados con esta técnica tienen un recubrimiento de adobe de una gruesa de aproximadamente 5 cm. El espesor se forma con una mezcla de barro realizada con suelo triturado con agua, ceniza y cal usada para impermeabilizar, endurecer y dar cohesión. Los adobes, una vez en su lugar encastrados en la rejilla, son apisonados unos contra otros para conseguir una perfecta homogeneidad. En México encontramos este tipo de construcción en calles y edificios del centro histórico de la ciudad debido a su particular belleza. Estas construcciones, gracias a los materiales tradicionales empleados, pueden sobrevivir alguno que otro terremoto allí donde los edificios modernos y estructuras más recientes, pueden quedar completamente destruidos. En algunos sitios, como por ejemplo la Ciudad de San Miguel de Allende, esta técnica se ha utilizado para reacondicionar edificios históricos, creando con una nueva tecnología una fachada que reproduce el aspecto original de la construcción.
Aunque esta técnica de construcción fue creada centenas de años atrás, los aluniceros todavía se usan ampliamente en México para la construcción de muros y estructuras anti terremotos. Esta técnica aún es altamente efectiva aquí y está brindando a las personas una opción de construcción naturalmente sostenible a precios razonables. Los aluniceros se han convertido en una alternativa constructiva más respetuosa con el medio ambiente, ya que estos materiales son mucho más fáciles de obtener y no requieren uso de energía para su producción.
Esperamos que esta técnica ancestral no desaparezca con el tiempo y siga siendo parte de nuestro patrimonio cultural y arquitectónico, permitiéndonos seguir disfrutando de su singular encanto y satisfaciendo la necesidad de edificios reconstruidos con materiales resistentes al tiempo.
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