La ambliopía, también conocida como visión débil o visión borrosa, es un trastorno que afecta la visión de un solo ojo. Aunque los síntomas de la ambliopía son muy variados, generalmente se caracteriza por la visión borrosa en el ojo afectado. Los factores más comunes que contribuyen a la ambliopía son la diferencia en la fuerza de la visión entre los dos ojos, una afección oftalmológica en el ojo afectado o abreviaturas del cristalino que provoca una refracción incorrecta de la luz entrante.
Otras comorbilidades que pueden contribuir a la aparición de la ambliopía son la estrabismo y el astigmatismo. La ambliopía es un problema visual evitable y se puede corregir con el uso de gafas, lentes de contacto o tipos específicos de terapia. La ambliopía se debe tratar de forma precoz, ya que los resultados son generalmente mejores para los niños pequeños. El tratamiento ayuda a reforzar los niveles de la visión con el fin de enfocar los daños de un solo ojo. A veces, los oftalmólogos recomiendan cubrir un ojo próximo con un parche para que el ojo afectado se desarrolle y se fortalezca, o bien a utilizar una lente especial para corregir la visión afectada.
La ambliopía generalmente afecta a los niños, y es frecuente que se detecte entre los 0 y los 4 años de edad. En la infancia, los síntomas aparecen como visión borrosa, rigidez al enfocar los objetos y problemas de percepción de la profundidad.
Si se detecta temprano, se puede prevenir el daño permanente en el ojo.
Si se trata con éxito, la ambliopía puede curarse por completo.
Las principales causa de la ambliopía son la deshidratación, la desnutrición, el catarata, la glaucoma y distintos tipos de trauma ocular. La deshidratación aguda puede provocar malnutrición, cambios en el color de los ojos, intolerancia a la luz, cambios en el tono facial, desorientación y problemas similares que afectan directamente la salud visual.
La desnutrición, en particular en niños, puede afectar el correcto desarrollo de los órganos internos, incluyendo los ojos, lo que lleva a la ambliopía. Otra causa de ambliopía puede ser la neuroinflamación, que es una disfunción cerebral a largo plazo. Esta condición causa una variedad de síntomas visuales, como dificultad para enfocar objetos a distancia o cerca, movimiento ocular involuntario y otros. El tratamiento para esta condición, sin embargo, varía en función del grado de afectación que sufre el paciente. Por ello, es fundamental realizar un seguimiento con el oftalmólogo para diagnosticar correctamente la causa subyacente de la ambliopía. En caso de que la ambliopía no se trate correctamente, se pueden presentar complicaciones, como enfermedades de la lágrima, conjuntivitis, irritación crónica, úlceras corneales e infección ocular. La falta de tratamiento adecuado oportuno conlleva a un empeoramiento gradual de la vista, lo que puede provocar la perdida de la visión de forma irremediable. Por lo tanto, es fundamental acudir de forma temprana a un oftalmólogo para completar una prueba de visión, en particular en niños.
Esta prueba, además de ayudar a detectar la ambliopía, también detecta cualquier complicación subyacente.
A partir de esta prueba, el profesional oftalmológico establecerá el tratamiento más adecuado para las personas afectadas, con el fin de prevenir el daño permanente de la visión.