La arteriosclerosis es una enfermedad crónica que afecta a los vasos sanguíneos del cuerpo y que se caracteriza por el endurecimiento y el engrosamiento de las paredes arteriales. Esto hace que la circulación sea difícil y aumente los niveles de presión arterial, lo que lleva a la aparición de graves problemas de salud y de algunas complicaciones a largo plazo.
La arteriosclerosis tiene una alta incidencia entre la población general, especialmente entre aquellas personas que tienen más de 55 años. Cuando una arteria se ve afectada por la arteriosclerosis, la pared arterial se vuelve más rígida y pierde flexibilidad. Esto significa que los glóbulos blancos y las grasas, también conocidos como colesterol, se acumulan en la pared arterial y les impiden fluir libremente a través de las arterias. Esta acumulación puede ocasionar que el flujo sanguíneo a diversas áreas del cuerpo se vea disminuido, lo que conlleva a la aparición de graves consecuencias. La arteriosclerosis es una enfermedad relacionada con el envejecimiento, Sin embargo, algunos hábitos de vida desfavorables como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la falta de ejercicio, una dieta alta en grasas saturadas o las enfermedades crónicas como la diabetes pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
El índice de masa corporal también puede afectar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
El seguimiento de una alimentación equilibrada, el ejercicio régulare y la aplicación de fármacos recetados por los médicos son importantes para prevenir y controlar la aparición de arteryiosclerosis.
Los síntomas varían según la ubicación y el grado de compromiso de las arterias afectadas.
En la arteriosclerosis coronaria, que ocurre cuando las arterias coronarias que alimentan el corazón se estrechan, los síntomas pueden ser dolor agudo en el pecho, sensación de presión en el pecho, falta de aliento, sudor y palidez.
La arteriosclerosis periférica, que afecta a las arterias de las extremidades, puede producir dolor muscular, debilidad, entumecimiento, hormigueo y claudicación intermitente. Si se deja sin tratar, la arteriosclerosis puede llevar a la pérdida de la extremidad afectada.
El diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden ayudar a prevenir complicaciones potencialmente mortales.
Un médico puede realizar un examen físico y luego hacer pruebas de diagnóstico para verificar la presencia de la enfermedad. Si hay una fuerte acumulación de placa en una arteria, se puede recurrir a la angioplastia para abrir el vaso con un pequeño balón. Las personas con arteriosclerosis también pueden beneficiarse de medicamentos que contienen estatinas como la atorvastatina o la simvastatina. Esto significa llevar una dieta equilibrada baja en grasa saturada y fomentar un nivel adecuado de actividad física. Una vez que alguien tiene arteriosclerosis, puede controlar la enfermedad con medicamentos específicos y puede ayudar a prevenir complicaciones futuras manteniendo el colesterol y la presión arterial bajo control. La vigilancia estrecha es especialmente importante en aquellas personas que tienen mayor riesgo de padecer la enfermedad como aquellas con diabetes o con antecedentes familiares de enfermedades cardíacas. En conclusión, la arteriosclerosis afecta a millones de personas en todo el mundo, muchos de ellos sin saber que sufren esta enfermedad. El diagnóstico y tratamiento temprano pueden ayudar a prevenir complicaciones graves como la pérdida de extremidades, ataques al corazón o envenenamientos por sangre. Esto requiere de la vigilancia cuidadosa de un médico que mantenga bajos los niveles de colesterol, presión arterial y otros factores de riesgo. El estilo de vida saludable también puede ayudar a disminuir el riesgo de desarrollar la arteriosclerosis y prevenir el avance de la enfermedad. .