Astenia es un término usado para describir una condición general de debilidad, fatiga y fatiga crónica.
Se caracteriza por una sensación persistente de cansancio que no se alivia con el descanso.
La afección puede variar de leve a grave, a veces al punto de incapacitar al sujeto. El término astenia fue definido por primera vez en el siglo XIX como una “congestión general con debilidad nerviosa”. La astenia usualmente se aclara más tarde en el día, pero recurre al día siguiente, e incluso al mismo momento.
Algunos pacientes experimentan una sensación de debilidad física, especialmente en el cuello y los hombros.
Algunas personas también tienen problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidos.
A pesar de que las causas de la astenia pueden ser diversas, por lo general se la asocia con los problemas del sistema nervioso periférico. Esto, a su vez, puede conducir a una disminución en la capacidad general del cuerpo para producir energía, requerir recuperación o simplemente no tener la energía suficiente para realizar actividades normales.
Muchas veces, esta debilidad general se asocia con una serie de síntomas adicionales como dolor general, falta de apetito, problemas digestivos y/o respiratorios, así como problemas de la memoria y pérdida de concentración.
Cuando los síntomas persisten durante varias semanas, se considera que el paciente está sufriendo de una astenia severa. A pesar de que la astenia todavía se considera un síndrome etiológicamente no especificado, las causas se relacionan con una serie de condiciones. Estas incluyen trastornos de la tiroides, anemia, consumo excesivo de alcohol, problemas e infecciones crónicas, depresión, diabetes, desequilibrios bio-químicos, problemas endocrinos, trastornos del estado de ánimo, presión arterial alta, enfermedades cardíacas e infecciones crónicas.
La astenia también puede estar relacionada con el estrés de un adulto, particularmente si se tolera durante períodos de tiempo prolongados. Los adultos que trabajan en entornos laborales estresantes, que no descansan lo suficiente, que se someten a una rutina agobiante también son susceptibles a desarrollar astenia. Si tiene problemas para conciliar el sueño de noche, es posible que su médico le recete un medicamento para facilitar el descanso. Con el fin de reducir el exceso de fatiga y la debilidad general, los médicos recomiendan hacer ejercicio regularmente. Esto implica la realización de actividades relajantes, la practica de meditación o el uso de estrategias de técnicas de relajación (por ejemplo respiración profunda, yoga o Tai Chi). A pesar de que algunos tratamientos farmacológicos y no farmacológicos pueden ayudar, es importante tratar la astenia lo más pronto posible. Si sus síntomas se mantienen durante varias semanas, le recomendamos que consulte inmediatamente a su médico para descartar otras afecciones médicas que puedan estar relacionadas con los síntomas. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado son clave para la prevención de complicaciones posteriores y el alivio óptimo de los síntomas.