Borderline es un trastorno de salud mental caracterizado por un patrón de comportamientos perturbadores con síntomas que afectan a los patrones de pensamiento, comportamiento, relaciones, humor y autoimagen. Los síntomas más graves están relacionados con el funcionamiento emocional y los problemas interpersonales, y a menudo se manifiestan como autolesiones o comportamiento impulsivo. Los síntomas del trastorno límite de la personalidad (TPL) comienzan entre la adolescencia y la edad adulta temprana, y son más comunes en mujeres. Es un trastorno crónico, es decir, los síntomas y los problemas asociados no desaparecen desde su raíz. Por lo tanto, el tratamiento suele enfocarse en mejorar la manera en que la persona se relaciona con los demás, reduce la ansiedad y los síntomas del trastorno, así como en lidiar con los sentimientos de depresión y desesperanza.
Los sonidos del TPL están relacionados con los cambios dramáticos en el estado de ánimo, incluida la ansiedad, la tristeza y el enojo. La persona puede cambiar entre estos estados emocionales con mucha rapidez, lo que a veces puede durar semanas a meses. Estas reacciones emocionales suelen ser intensas, y los sentimientos de desesperación y temor pueden ser en general más intensos que en las personas sin el trastorno. Además, la persona experimenta pensamientos a veces negativos acerca de su autoimagen y de los demás, que pueden dar lugar a relaciones interpersonales más intensas. Las personas con TPL también pueden ser extremadamente dependientes de los demás, hacer malas elecciones o tomar malas decisiones, comportarse de manera impulsiva o autodestructiva.
Algunas personas con TPL son incapaces de commitir debido a una falta de confianza en la capacidad de cuidarse a sí mismas. La causa de la mayoría de los trastornos de la personalidad en general no está bien entendida. Sin embargo, se sabe que hay muchos factores contribuyentes a la TPL, como la genética, las experiencias infantiles, los eventos estresantes o algunos factores biológicos. Además del tratamiento psicológico, como la terapia de grupo y la terapia cognitivo-conductual, las personas con TPL pueden beneficiarse de tomar medicación para ayudar a gestionar los síntomas. La vigilancia y el apoyo médicos también pueden ayudar a lidiar con el trastorno y a reducir el riesgo de autolesiones. Aunque el TPL es una condición crónica, el tratamiento adecuado puede ayudar a las personas a enfrentar los síntomas y aprender nuevas habilidades para mejorar su calidad de vida. Cuando los síntomas son tratados con éxito, los afectados pueden convertirse en adultos maduros y establecer relaciones saludables.
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