La cadena perpetua es una medida judicial en la que una persona es condenada a pasar el resto de su vida en prisión o a cumplir una condena de internamiento. Esta condena extrema no tiene libertad condicional ni oportunidad de permitir que la persona en condena salga de prisión. El nombre “perpetua” significa “toda la vida”, lo que explica la ausencia de un límite de tiempo establecido para la duración de la cadena perpetua. La cadena perpetua es una respuesta judicial a crímenes atroces y, como tal, está reservada a los delitos más graves. Esto no significa que la ley ignore los menores: la legislación determina ciertos umbrales a partir de los cuales existe la posibilidad de aplicar la cadena perpetua. En general, los delitos que pueden recibir este castigo están normalmente limitados a homicidios, asesinatos y actos de terrorismo extremos. En la mayoría de los estados, la cadena perpetua sólo puede imponerse si hay agravantes específicas que acompañan al delito. Por ejemplo, el homicidio asesinato durante un asalto violento o con una condición premeditada o el abuso infantil y la tortura de un niño pueden activar la posibilidad de la cadena perpetua.
Dada la naturaleza extremadamente traumática de estas situaciones, es razonable que los tribunales sean bastante severos en el castigo que aplican a los individuos que causan estas atrocidades. Sin embargo, en la era moderna, algunos Estados han revisado la forma de tratar la cadena perpetua. Debido a los altos costes de mantener una persona en prisión y los variados debates sobre la moralidad de purgar por delitos graves de por vida, algunos estados han pasado a permitir la libertad condicional para los presos condenados a cadena perpetua.
A menudo, se establecen límites de tiempo mínimos a cumplir como condición para la libertad condicional, aunque los presos todavía quedarían sujetos a una vigilancia de por vida. Por lo tanto, la cadena perpetua es una forma de sentencia extremadamente seria y una medida de alto nivel para los crímenes cometidos. Es una prisión sin vislumbre de libertad, ya sea condicional o definitiva, por lo que se reserva para los casos más serios. Esta medida está destinada a servir como una forma de rehabilitación para los delincuentes, así como para prevenir nuevos crímenes. Por lo tanto, aunque la cadena perpetua puede ver a una persona en prisión durante toda su vida, también puede ayudar a prevenir mayores atrocidades.