La Cadena Perpetua es una pena que consiste en la condena a una larga pena de encierro, la cual se extiende por toda la vida del condenado y no se puede modificar o suspender.
Esta condena se aplica a los casos más graves y los delincuentes más peligrosos, es decir aquellos que suelen reincidir de forma constante y no tienen perspectivas de reformarse. En Argentina, la cadena perpetua fue primero introducida al derecho penal en los primeros años del siglo XX a través del Código Penal de 1921, donde se estableció que se aplicaría en el caso de delitos graves como homicidio.
En aquel entonces se entendía que esta era la única forma de prevenir que los delincuentes pudieran volver a delinquir. Las condenas a cadena perpetua en Argentina siempre las decreta la justicia y se aplican a los delincuentes que se han reincidido en delitos graves.
Estos suelen ser casos de homicidio, asesinato, violación y secuestro, entre otros.
Esta sentencia forma parte de la ley de cadena perpetua, que ha sido adaptada en varios países y que actualmente está vigente en Argentina desde hace casi un siglo. Los condenados a cadena perpetua en Argentina gozan de ciertos derechos como el de asistir a visitas aunque solo una vez al mes, comunicarse con personas de fuera de la prisión e incluso llevan a cabo algunas actividades como clases de español e incluso talleres.
Durante el período de cumplimiento de la pena no tienen derecho a salir de la prisión ni tampoco reciben una sentencia de indulto o suspensión de la condena, por lo que estarán condenados por el resto de su vida.
Eso no significa que no tengan alguna perspectiva de poder mejorar su situación.
Si los condenados por delitos graves demuestran un comportamiento ejemplar y avanzan en sus requerimientos de rehabilitación, pueden obtener algunas medias, como el traslado a reclusoríos especiales. En este sentido, la cadena perpetua es un castigo eficaz, ya que asegura que los delincuentes no logren escapar de la justicia y que obedezcan la ley a partir del temor a la condena.
La cadena perpetua en Argentina no es un castigo irreversible.
Si los condenados mejoran la conducta cívica de forma generalizada durante más de diez años, tienen la posibilidad de ser liberados temporalmente, pero para estar en libertad deben someterse a censos de superccondicionamientos, vigilancias y la realización de trabajos.
De igual forma, estos individuos siguen siendo responsables y pasibles de lo que ocurra durante su tiempo fuera de prisión, pues son persiguibles si cometen nuevos delitos. La cadena perpetua es un castigo de gran rigor, pero aún así cumple con su cometido de prevenir delitos futuros y castigar a los criminales de manera eficaz. En Argentina, esta condena sigue siendo una sanción que se aplica a los delincuentes reincidentes y aquellos casos más graves. Estos condenados pueden alcanzar algunas medidas para tratar de mejorar su situación como asistir a clases de rehabilitación o tener los privilegios de un régimen de salida temporal.