La enfermedad celíaca o alergia a la gluten es una alteración autoinmune que afecta al intestino delgado, desencadenándose cuando se ingiere alimentos que contienen gluten, una proteína presente en trigo, cebada, centeno y avena.
Esta condición puede manifestarse desde la infancia hasta la edad adulta y provoca diversos síntomas, entre los cuales se encuentran la diarrea crónica, los dolores abdominales, y la fatiga crónica, entre otros.
Aunque el gluten se encuentra en algunas variedades de cereales y de alimentos derivados, los alimentos prohibidos por la dieta celíaca incluyen los productos y subproductos relacionados con los cereales con gluten.
Estos son harinas de trigo, cebada, centeno o avena, salsas hechas con harina como la salsa de soja o la salsa de tomate, algunos alimentos enlatados, algunos alimentos preparados industrialmente, cerveza, ciertos condimentos, postres, panes y huevos.
Debido al riesgo que conlleva la exposición al gluten, los celíacos deben tener una dieta estricta libre de gluten para evitar que se desencadenen los síntomas y los daños que la enfermedad puede producir.
El grado de severidad de la reacción al gluten varía de una persona a otra.
Por lo tanto, los celíacos deberán consultar a un nutricionista para llevar una alimentación adecuada y saludable. Además del efecto en el intestino, la enfermedad celiaca también afecta a otros órganos y sistemas del organismo. Esta enfermedad puede manifestarse también como una inflamación de la lengua y con una irritación en la mucosa bucal, la cual genera malestar al momento de comer. De igual forma, los pacientes celíacos pueden presentar anemia, hinchazón, pérdida de peso inexplicada, estreñimiento y dolores musculares. Por otra parte, algunos estudios han encontrado una estrecha relación entre la enfermedad celíaca y el desarrollo de otras enfermedades, incluidas la osteoporosis, el hipotiroidismo, el tabaquismo y la depresión. De hecho, algunos estudios han demostrado que los pacientes celíacos tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares que los no celíacos. Además, también existe una mayor incidencia de cáncer de intestino, que puede presentarse por la falta de absorción de nutrientes. Afortunadamente, la enfermedad celíaca se puede controlar a través de una dieta libre de gluten y con el uso de medicamentos que disminuyen los síntomas. Sin embargo, es importante saber que los síntomas de la enfermedad celíaca pueden reaparecer si se vuelve a consumir alimentos con gluten. Asimismo, hay que destacar que la cura definitiva para esta patología todavía no se ha descubierto. En general, es esencial que aquellas personas que sospechen padecer de enfermedad celíaca busquen la opinión de un médico o que realicen los exámenes correspondientes. Esto es importante para identificar la gravedad e intensidad de los síntomas y para saber si es necesario un tratamiento particular. Además, una vez diagnosticada la enfermedad, los pacientes deberán seguir una dieta adaptada para prevenir posibles complicaciones y para mejorar la calidad de vida. .