Chemsex es un término utilizado para describir la práctica de consumir ciertas drogas destinadas a mantener una relación sexual prolongada.
Entre la variedad de drogas se encuentran la metanfetamina, la mefedrona y el GHB (ácido gamma-hidroxibutírico).
Este fenómeno se ha extendido de manera muy significativa en los últimos años, especialmente en el colectivo LGTB+, donde el sexo se ha vuelto cada vez más popular y ha permitido que disfrutar de formas de encuentros sexuales más cercanas al cibersex o el anonimato.
El término de Chemsex se empezó a popularizar en el año 2010, sin embargo los usos de drogas con fines sexuales tienen una larga tradición. Existen muchas teorías respecto a los motivos que hacen que las personas utilicen estas sustancias para sus encuentros sexuales. Muchos especialistas aseguran que hay una relación directa entre la alta prevalencia de chemsex y el bajo estado de autoestima de muchas personas a causa de la discriminación que está aconteciendo de manera cada vez más frecuente en países como Reino Unido.
Otro punto importante a tener en cuenta sería la recaída que sufre una persona en una adicción, ya que el aislamiento de cualquier clase de droga implica un trabajo en profundidad con los factores subyacentes que provocaron el uso excesivo para conseguir una recuperación plena y duradera.
Un punto muy importante es la seguridad y, en este sentido, el chemsex no debería practicarse sin conocer los riesgos que conlleva. El abuso de drogas al afectar la concentración y prevenir que se tomen decisiones razonables, supone uno de los mayores peligros. Además, el uso de condones se vuelve menos habitual entre la población LGTB+ y esto conlleva el detonante de muchas epidemias que han generado el SIDA y ni la hepatitis C.
Es por todo esto que en la actualidad el gobierno británico ha puesto en marcha diversos planes de prevención de la drogadicción y las prácticas de chemsex haciendo hincapié en la educación sexual inclusiva, enfermería especializada y servicios de prevención por parte de grupos asociativos como el Gay Men’s Health Advocacy Project.
Estas estrategias se han vuelto cada vez más populares con el objetivo de disminuir la tasa de prevalencia de la metanfetamina blanca y el consumo de GHB. En conclusión, chemsex es una práctica que se ha extendido de manera alarmante en el último lustro en el colectivo LGTB+. Si bien puede ser visto como una manera de tener relaciones sexuales más liberadas, no se debe olvidar los peligros que conlleva y que, por tanto, deben ser tomados en cuenta al hablar de sexo seguro.
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