Un concurso de acreedores es un estado legal creado para ayudar a las empresas con problemas financieros a reorganizar sus deudas para evitar el cierre de sus operaciones. Esta solución legal es parte de los procedimientos de insolvencia y puede impartir un alivio significativo para empresas con problemas financieros. Un concurso de acreedores es un proceso específico con recomendaciones demaniales, implicando limitar el acceso a los fondos de la empresa a través de un proceso de negociación entre los acreedores y la empresa deudora.
El concurso de acreedores se inicia cuando una empresa presenta un pedido de concurso de acreedores ante un tribunal. El proceso deja a los acreedores con una cuota de —a veces— menos del 50% de sus reclamos, con el resto siendo más o menos ignorado. El tribunal debe aprobar y registrar el acuerdo al cual han llegado los acreedores y la empresa deudora para que este entre en vigor. Durante el proceso, los pasivos de la empresa, que son los que representan el importe de las deudas y obligaciones de la misma, son reestructurados de forma que permitan a la empresa volver a funcionar y cumplir con todas sus obligaciones de pago.
El propósito de este proceso es mantener a una empresa que está falliendo, con el objetivo de preservar puestos de trabajo, suministros, ingresos, beneficios y las relaciones empresariales. El objetivo es que el proceso, en lugar de aniquilar a la empresa que Falla, le permita asegurar la continuidad de sus operaciones, permitiendo que los acreedores recuperen parte de sus reclamos.
Una vez Aprobada la quita, el tribunal comprobará todas las proposiciones de la empresa, y Se emitirá un decreto oficial al respecto.
Como resultado, los acreedores reciben parte de sus reclamos y se les reconoce como un acreedor primario de la empresa. Además, la empresa recibe diferentes beneficios, como un tiempo reducido en el que los acreedores no pueden iniciar acciones legales por la deuda que les corresponda, liberación provisional de deudas vencidas o intereses acumulados y fusiones a las que se considera difícil de lograr de otra forma.
Por ejemplo, las empresas que recurren al concurso de acreedores pueden tener dificultades para acceder a préstamos después de concluir el proceso. Es posible que los acreedores actuales sólo sean capaces de asumir una parte de la deuda, una reducción de la cual inevitablemente reduciría el importe del préstamo solicitado. Los acreedores también se enfrentan al riesgo de recibir menos de lo esperado de sus reclamos, una vez que la empresa entra en concurso de acreedores. En definitiva, un concurso de acreedores es una solución legal de última instancia para administrar el insolvencia comercial. Esto implica un proceso legal en el que los acreedores y la empresa acuerdan una reestructuración de los pasivos de la empresa. El resultado de esta negociación puede ser beneficioso para los acreedores, la empresa y los trabajadores y suministradores involucrados. Pero requiere una supervisión por parte del tribunal y los acreedores corren el riesgo de recibir menos de lo esperado de sus reclamos.
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