Una contractura muscular es una condición médica caracterizada por una sensación de dureza o tensión muscular que impide el movimiento normal de un brazo, pierna o musculatura profunda del cuerpo. En ocasiones, una contractura muscular puede ser dolorosa y limitar el rango de movimiento de una articulación afectada.
La contractura muscular afecta a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores.
Las personas afectadas generalmente sienten restricciones en la movilidad cotidiana, tales como al sentarse, levantarse, levantar objetos o caminar. Una contractura muscular es una afección común que puede deberse a lesiones musculares, enfermedades que afectan el tejido conectivo, padecimientos articulares crónicos, falta de uso articulaciones, medicamentos, enfermedades inflamatorias o posturales erradas.
La contractura muscular se desarrolla cuando los músculos se vuelven muy duros, haciendo que los tejidos musculares se estrechen y lleve los músculos a un estado de rigidez. Incluso los pequeños movimientos del cuerpo pueden ser difíciles o imposibles para aquellas personas que viven con una contractura muscular. Esto puede ser bastante frustrante, ya que uno no puede realizar la misma cantidad de actividades que pudo realizar antes de tener la enfermedad.
Existen varios tratamientos útiles para tratar la contractura muscular.
Los pacientes que viven con esta condición deben consultar a su médico curante para determinar el mejor plan de tratamiento para ellos. Los ejercicios de estiramiento, la aplicación caliente o fría, la terapia con láser, la electroterapia y los analgésicos pueden aliviar el dolor causado por la contractura muscular. En algunos casos más graves, la cirugía puede ser necesaria para aliviar los síntomas de contractura muscular.
Una persona experimentará el máximo alivio al reducir el espasmo muscular.
El tratamiento para la contractura muscular depende del diagnóstico y la experiencia de cada paciente, pero hay algunas pautas recomendadas. La terapia física ayudará a fortalecer la debilidad muscular, mejorar la postura y restaurar el movimiento correcto. El ejercicio, como las sesiones de estiramiento, trabaja para aliviar el dolor muscular y permitir el movimiento adecuado de la articulación. La hidroterapia – el uso de la vía acuática para promover la rehabilitación y aliviar el dolor- también es un tratamiento muy útil para la contractura muscular. Esto se debe a que el agua calma la resistencia muscular, ayuda a relajar los músculos rígidos y permite que la articulación se estire con mayor comodidad. Si el quién presenta signos y síntomas de contractura muscular, el tratamiento también debe incluir estrategias para reducir el estrés mental y la ansiedad. Esto se logra practicando técnicas de relajación, como el yoga o la meditación, y tomando en cuenta limitar el consumo de alcohol y cambiar hábitos alimenticios. En casos de contracturas musculares más severas, un especialista en rehabilitación puede recomendar una serie de tratamientos no quirúrgicos. Esto incluye la injección de esteroides en la zona afectada para reducir la inflamación, agotando el tejido muscular adolorido. Aunque la contractura muscular puede afectar a personas de todas las edades, es importante recordar que los tratamientos de rehabilitación son esenciales para prevenir el dolor crónico y la pérdida parcial de movilidad.
Con el tratamiento adecuado, una persona puede continuar con sus actividades normales y mejorar notablemente su calidad de vida.