Cortisona es una droga conocida como glucocorticoide a base de corticosteroides, una forma de medicamento que se compone de hormonas producidas naturalmente en el cuerpo. Esta droga también se conoce como corticoesteroide, un término utilizado para describir los agentes farmacológicos utilizados para tratar una amplia variedad de enfermedades y trastornos. Cortisona ha sido utilizada desde hace décadas como un elemento clave en el tratamiento de muchos trastornos inflamatorios (incluyendo la artritis) y el control de dolencias diversas, desde alergias a enfermedades autoinmunes y más.

Los corticosteroides, incluida la cortisona, desempeñan un papel clave en la función hormonal saludable y equilibrada del cuerpo. Estas hormonas están involucradas en el metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteínas, así como en la regulación de la presión arterial y la respuesta a un estrés físico y psicológico.

La producción de estas hormonas se controla con precisión por el sistema endocrino del cuerpo, que incluye la glándula suprarrenal, el hipotálamo y la hipófisis. La cortisona se construye utilizando la estructura química de la hidrocortisona, que es una de las cuatro principales hormonas esteroides producidas por la glándula suprarrenal.

Una forma sintética de esta concentrada hormona se usa para el tratamiento farmacológico.

Esta version controvertida del medicamento, producida de manera sintética a partir de sustancias químicas, es típicamente disponible en dos formas: una tableta oral para administración por vía oral, y una crema de aplicación tópica para el tratamiento de algunas afecciones cutáneas.

Cuando se usa en el tratamiento de problemas inflamatorios, la cortisona puede suprimir la respuesta inmunitaria del organismo, permitiendo que se reduzca la inflamación, la hinchazón, el enrojecimiento y el dolor.

Esta droga también ayuda a modular y regular la actividad del sistema inmune, produciendo una reducción en el riesgo de desarrollar trastornos autoinmunes como la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple.

La cortisona también se usa en el tratamiento de trastornos como el lupus, el asma, la colitis ulcerosa, el síndrome de Sjögren, la tiroiditis y la nefritis. Cuando se administra oralmente, la cortisona generalmente empieza a hacer efecto en el organismo dentro de una hora y típicamente durará menos de 24 horas. El efecto del medicamento es de corta duración, y la teoría plantea que la administración de la droga sólo inicia el proceso de equilibrio hormonal necesario para controlar la respuesta inflamatoria y las reacciones inmunes del cuerpo.

No obstante, para los que utilizan la cortisona en el tratamiento de problemas de salud duraderos, una dosis prolongada de la droga puede requerir una modificación de los diferentes hidrocorticoides esteroides.

Existen numerosas variedades de estos medicamentos, todas ellas producidas químicamente a partir de los mismos tipos de estructuras químicas. La elección de un tipo en particular debe hacerse de acuerdo con el nivel de eficacia, los efectos secundarios asociados y la cantidad de formas disponibles. La popularidad de este medicamento ha llevado a la pregunta obvia acerca de los posibles a largo plazo efectos secundarios. Si bien los efectos inmediatos son raros, la administración a largo plazo de cortisona, al igual que de los glucocorticoides que la precedieron, puede resultar en efectos indeseables graves, como tensión muscular, ácido úrico alto, hipertensión y problemas gastrointestinales.

Los efectos secundarios también pueden incluir la disminución del sistema inmune, el cual puede desencadenar una mayor susceptibilidad a enfermedades infecciosas. En conclusión, cortisona es una droga potente con efectos diversos en el cuerpo, pero también con algunos efectos secundarios significativos. Si bien ha demostrado ser útil para tratar diversas enfermedades, dolencias y trastornos, también está asociada con algunos efectos secundarios si se utiliza a largo plazo. Antes de comenzar un tratamiento a base de cortisona, es importante consultar a su médico para evaluar los riesgos y promover la mejor salud posible.