La disgrafía es un trastorno de aprendizaje caracterizado por limitaciones en la habilidad para producir una escritura legible, comprensible y espontánea. Esta dificultad puede manifestarse mediante una escritura lenta, torpe y/o irregular, junto con algunas deficiencias en la memoria inmediata auditiva, visual, motora y/o verbal. La disgrafia puede ir acompañada de dificultades en la adquisición de la caligrafía legible, en la ortografía, en el razonamiento espacial o en el reconocimiento de símbolos. En la mayoría de los casos, los niños afectados tienen dificultad para mantener el tamaño correcto de letras, los espacios entre ellas, el orden, la coordinación visual-motora, la dirección de la escritura y los procesos de revisión.
También pueden tener un lenguaje oral limitado y dificultad para generalizar las reglas de la ortografía. Los niños afectados por la disgrafia pueden tener también deficiencias en otros aspectos pertinentes al desarrollo como la conciencia fonológica, la memoria inmediata, el reconocimiento de símbolos, la planificación y el procesamiento de información.
Estas dificultades les impiden crear una representación interna funcional de la lectura y/o escritura y muchas veces también les impide generalizar patrones, conceptos y procedimientos durante el proceso de lectura y/o escritura.
Además de los problemas de escritura, los niños afectados por la disgrafia también tienen problemas de comprensión lectora y tolerancia a la fatiga.
Se pueden sentir abrumados por el proceso, cansados al realizar tareas escritas.
Estos problemas se reflejan en la falta de interés y/o motivación para seguir con la tarea, de modo que la escritura no termina siquiera.
Este problema también se puede ver claramente en su trabajo.
La causa de la disgrafia no es conocida con exactitud, pero puede estar relacionada con problemas en la maduración natural del área del lóbulo occipital, que está relacionada con la escritura.
Estudios utilizando resonancia magnética han demostrado reducción del volumen del área occipital en niños con dificultades en la escritura. En cuanto al tratamiento para la disgrafia, el primero y más importante paso es el diagnóstico correcto. La evaluación debe incluir procesos cognitivos específicos tales como la memoria de trabajo, la percepción visual y el procesamiento de información.
La evaluación también debe examinar los factores dehabilidades básicas como el lenguaje,lectura y escritura.
Una vez detectada la disgrafia, se recomienda usar una combinación con tratamientos tales como el uso de tecnología para ayudar al procesamiento de la información, la terapia ocupacional para reforzar procesos psicomotores y la realización de ejercicios para mejorar la memoria.
En algunos casos, la medicación antiviral, la estimulación visual o la terapia de lenguaje pueden ser útiles. Se recomienda ofrecerles libros, materiales y recursos educativos adecuados para ayudarles a experimentar con la escritura. El profesorado debe ser sensibilizado para entender la dificultad del niño y proporcionar estrategias para mejorar los procesos de aprendizaje. En resumen, la disgrafia es un trastorno de aprendizaje caracterizado por limitaciones en la habilidad para producir una escritura legible, comprensible y espontánea. Estas dificultades pueden ir acompañadas de dificultades en la adquisición de la caligrafía, en la ortografía, en el razonamiento espacial y en la memoria inmediata auditiva, visual, motora y verbal. A pesar de que la causa de este trastorno no es conocida con exactitud, la clave para el tratamiento exitoso es un diagnóstico preciso y la implementación de una combinación de terapias y estrategias.
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