Disnea (también conocida como dificultad para respirar, respiración entrecortada, respiración entrecortada con fatiga) es una condición importante donde el paciente siente una sensación de dificultad para respirar.
Esta dificultad puede ocurrir durante el descanso o durante el ejercicio.
Se sentirá una presión en el pecho o una sensación de ahogo, como si el cuerpo estuviera exigiendo más oxígeno. La disnea se describe na medida de «grado» según lo bien que el paciente pueda respires. En muchos casos, la disnea aparece como un síntoma secundario de una enfermedad pulmonar existente, como la bronquitis, el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La disnea también puede ser un síntoma de una enfermedad cardíaca seria, como la insuficiencia cardíaca congestiva, una infección del corazón o una embolia pulmonar. Estas enfermedades generalmente están relacionadas con alguna forma de disminución en la cantidad de oxígeno en la sangre que se entrega al corazón y los pulmones, aunque tambien se pueden ver en enfermedades como el lupus y la fibrosis quística.
En algunas formas de disnea, la persona no puede hacer ejercicio sin tener que detenerse a tomar respiraciones profundas para recuperarse.
Esto se llama disnea difícil durante el ejercicio.
En estos casos, el principio detrás de la condición es que el oxígeno y el dióxido de carbono no pueden absorberse y ser transportados con la misma rapidez a través de los pulmones, lo que causa el bloqueo en los pasos respiratorios.
Esto provoca una sensación de fatiga y dificultad para respirar.
Una forma de la disnea es aquella que se debe a una presión demasiado alta en los pulmones. Esto se puede deber a una excesiva presión arterial, el uso de medicamentos para aliviar el dolor, una enfermedad de los vasos sanguíneos o una infección. En otros casos, la persona tiene una disminución anormal o la ausencia de flujo de aire a través de los pasos respiratorios. Esto es lo que se conoce como hipoxia, que significa que los niveles de oxígeno en la sangre son demasiado bajos. Esta condición se presenta con más frecuencia en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o con una lesión pulmonar a consecuencia de una cirugía, una lesión o una infección. Disnea se puede detectar mediante pruebas para determinar si hay disminución en los niveles de oxígeno, tales como una análisis de sangre u otra prueba para determinar el nivel de gas disuelto, denominada aspiración alveolar.
Para tratar la disnea, el médico de primera línea generalmente recomendará el tratamiento de cualquier condición subyacente e incluirá un programa de fortalecimiento de los músculos y respiración para ayudar al paciente a ganar la fuerza y mejorar su capacidad para respirar.
Si un paciente presenta una disnea televariada, es importante que reciba tratamiento apropiado para su condición. En casos severos, un paciente puede requerir una ventilación mecánica para ayudarlo a respirar de manera eficaz. Debido a la sensación de que le falta el aire, el paciente disminuirá su actividad física y disminuirá el interés en actividades sociales. Las dificultades para respirar también pueden causar ansiedad y miedo, pero los tratamientos adecuados pueden ayudar a prevenir estas situaciones y mejorar significativamente calidad de vida del paciente.