La diversidad funcional es la variedad de necesidades, habilidades y limitaciones físicas, cognitivas y emocionales que existen entre las personas. Esta diversidad es causada principalmente por alguna discapacidad o el envejecimiento a lo largo de la vida. El término diversidad funcional se refiere tanto a las limitaciones de las personas como a la variedad de soluciones y estrategias para abordar dichas limitaciones.
La diversidad funcional se encuentra presente en todos los ámbitos de la vida.
Desde programas educativos, reclutamientos laborales y prácticas comerciales infrautilizadas por personas con discapacidades, hasta equipamiento y diseño de espacios públicos y privados con el objetivo de incluir y ser accesibles para personas que se encuentren en las circunstancias de limitación funcional.
La diversidad funcional se refiere también a la necesidad de adecuar nuestros entornos, programas y servicios para aumentar el acceso y disminuir el estigma social. Esto se debe al hecho de que muchas personas con discapacidad se ven marginadas debido a la falta de oportunidades para desarrollarse y participar plenamente en la comunidad. Si bien las políticas gubernamentales, las legislaciones, las regulaciones y los programas pueden contribuir a promover la inclusión, con frecuencia es necesario realizar reformas más profundas para mejorar la diversidad funcional en los lugares de trabajo, la escuela y la comunidad.
Es importante reconocer que la diversidad funcional es mucho más amplio que lo que puede considerarse una discapacidad física. Abarca una gran variedad de discapacidades, enfermedades ocasionadas por el envejecimiento, desórdenes neurológicos tales como el autismo, y otros problemas mentales o emocionales.
Asimismo, incluye enfermedades crónico-degenerativas, deficiencias sensoriales, discapacidades intelectuales, incapacidades motoras, desórdenes emocionales y trastornos cognitivos.
La literatura sugiere que la diversidad funcional mejorada es un elemento clave para el bienestar de la persona, los otros miembros de la familia y la comunidad en su conjunto. Por ejemplo, un entorno de trabajo que ofrezca a las personas con discapacidad la oportunidad de desarrollarse, segmentar su trabajo y mantener sus habilidades al máximo nivel contribuye al mejoramiento de su bienestar emocional, sociocultural, económico y general.
Existen numerosas herramientas, prácticas y soluciones diseñadas para mejorar la diversidad funcional.
Estas incluyen formas de adaptar los equipos y los ámbitos laborales; programas de educación para niños con discapacidad; dispositivos asistenciales para facilitar la participación de los miembros con discapacidad en la comunidad; y consultas profesionales para brindar apoyo tanto para los individuos con discapacidad como para sus familias.
En última instancia, se requiere la colaboración de muchos diferentes actores para crear un entorno apto para la diversidad funcional. Esto incluye a los líderes de la comunidad, el gobierno, los profesionales y el sector privado; todos ellos trabajando estrechamente para promover la inclusión, las oportunidades de participación y los recursos para las personas con discapacidad.
Estas partes deben trabajar en conjunto para mejorar los estándares sociales y laborales, así como la educación y el entrenamiento para que todos puedan participar plenamente de la vida de su comunidad.
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