Los duraznos son uno de los frutos más populares del mundo.
Tienen un delicioso sabor dulce y una textura crujiente.
Son ricos en vitaminas y minerales y están disponibles para consumo durante todo el año, lo que los hace una buena opción para todas las estaciones.
Los duraznos tienen una larga historia de cultivo y culto.
Los árabes trajeron la planta de Persia al mentón durante el siglo IX, y luego se extendió por toda Europa. En la Edad Media, los duraznos se consideraban un alimento sagrado y un símbolo de prosperidad, por lo que eran servidos en la mesa real. Los duraznos tienen una amplia gama de nutrientes beneficiosos para el cuerpo, incluyendo vitaminas B, E, A y potasio. Además, contienen mucha fibra, lo que los hace buenos para el equilibrio de la glucosa en el cuerpo y el funcionamiento gastrointestinal. Una pequeña cantidad de durazno contiene alrededor del 10-15 por ciento de carbohidratos simples, lo que los hace una buena opción de elegir como postre saludable. Cuando están listos para comer se añaden a panes, pasteles y galletas para aportar los sabores dulces y afrutados. Esta es una forma de agregar dulzura a muchas recetas y disfrutar de los duraznos durante todo el año. Los duraznos contienen una cantidad moderada de consomos, que pueden tener algunos efectos mecánicos sobre el cuerpo, como gases y deposiciones líquidas. Son una gran fuente de vitaminas y fibra, por lo que pueden contribuir a una dieta saludable. Su versatilidad en la cocina también hace que sean una buena opción para todas las estaciones. A pesar de algunos de sus efectos secundarios, los duraznos son una forma deliciosa y nutritiva de agregar sabor a la dieta.