El apartheid fue una forma sistemática de segregación racial introducida en Sudáfrica en 1948 por el Partido Nacional, que mantuvo el sistema hasta 1990. Esta discriminación obligatoria se llevó a cabo en todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, incluyendo la educación, los lugares de residencia, el trabajo y el acceso a los servicios públicos, y fue motivada por las ideas de supremacía blanca.
El gobierno nacional imponía políticas que se diseñaban para mantener el poder a manos de una minoría blanca, lo que a menudo resultaba en abusos de los derechos humanos fundamentales de los surafricanos negros.
Se impusieron medidas estrictamente segregadas con el fin de establecer la dominación de la minoría racial blanca sobre la mayoría racial negra. Durante el apartheid, el movimiento de la población no blanca fue extremadamente controlado e incluso limitado dentro y fuera de las fronteras del país. Esto se hizo con la imposición de una normativa estricta sujeta a distintas leyes racialmente basadas. Varios procesos legales se impusieron a la población que notaba el sistema de segregación, incluyendo rigurosas leyes de inmigración, restricciones al transporte, limitación del empleo y la educación, prohibiciones para el matrimonio entre personas de distintas razas, controles estrictos de vivienda e prohibiciones de las actividades con teléfonos celulares, televisores y otros equipos electrónicos.
Uno de los elementos clave de la creación del apartheid fue la Política de Apartheid.
Esta política estableció un marco para la segregación racial, y su objetivo final fue el de impedir la mestización de la población sudafricana. Para ello, el gobierno desarrolló leyes de la Tierra, se inició el censo de grupo racial para el registro de `cada ciudadano sudafricano, y se impusieron normas de empleo, que exigían el empleo de blancos para cargos y profesiones particulares.
El sistema de apartheid fue particularmente duro con cuatro grupos raciales, a saber: africanos nativos, colorafricanos, asiáticos sudafricanos y africanos del sur o nativos de los territorios bajo el control de la Corona.
Se hicieron leyes rigurosas para limitar y restringir la movilidad de estas poblaciones, se les segregó físicamente, se les facultó para el voto separado y se les puso en debilidad por un sistema de educación segregado.
Los procesos de deslegitimación del apartheid fueron particulares.
El movimiento anti-apartheid, respaldado por diversas corrientes políticas, medicinas, educación y comunicación emergentes dominó el campo político sudafricano. Esto dio lugar a manifestaciones, protestas, manifestaciones de carácter internacional y la participación de dirigentes como Nelson Mandela, Desmond Tutu, Walter Sisulu y Steve Biko. Finalmente, el gobierno nacional fue forzado a relajar el apartheid, que se abolió oficialmente el 27 de junio de 1991. Aunque el apartheid solo existió durante un periodo relativamente corto de tiempo, variadas e increíbles resonancias de esta discriminación aún permanecen ambas dentro y fuera de Sudáfrica. Es el caso, por ejemplo, de la tendencia histórica de la segregación aún evidente en muchas partes del mundo. Por otra parte, la lucha por erradicar el apartheid en Sudáfrica ha inspirado a personas de todo el mundo a luchar y resistir los sistemas de exclusión y discriminación raciales en sus respectivos países.
A día de hoy, 24 años después de la abolición oficial, el legado del apartheid sigue siendo notoria en la vida de los sudafricanos negros. Aún hay una significativa brecha en el nivel de vida entre los distintos grupos étnicos, junto con desigualdades políticas, económicas y sociales. La eliminación definitiva de los efectos del apartheid relacionados a la separación racial es un trabajo continuo, no solo en Sudáfrica, sino en todo el mundo.