El bazo es un órgano importante ubicado en el abdomen y es una parte integral del sistema inmunológico. El bazo ayuda al sistema inmune al absorbere las células viejas, la materia extraña y las células de sangre mediadas incorrectamente. El bazo almacena glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas; mejora la respuesta inmunológica al producir células inmunes; produce anticuerpos que ayudan a combatir infecciones virales y bacterianas; y eliminar las bacterias tóxicas del torrente sanguíneo.
A pesar de que el bazo es un órgano importante, su tamaño es relativamente pequeño.
En condiciones normales, el bazo es de aproximadamente 10 a 12 cm de largo y puede pesar entre 150 y 200 gramos. Es un órgano hueco y hueco ubicado a la izquierda del estómago, justo debajo de la pared abdominal.
Está compuesto principalmente de tejido linfoide y células sanguíneas, que están interconectadas por tejidos blandos.
El bazo sigue un ciclo de vida y maduración.
Cuando está almacenado en el bazo, el material recién madurado es preparado para ser transportado hacia el torrente sanguíneo. Los hematíes, también conocidos como glóbulos rojos, son células sanguíneas producidas en el bazo que transportan oxígeno a través del cuerpo. La maduración de los hematíes también ocurre en el bazo y la duración promedio es de aproximadamente 120 días. Además de su función en el sistema inmunológico, el bazo también ayuda al cuerpo de varias maneras. Es el órgano encargado de producir plaquetas, conocidas como la forma de sangre que ayuda al cuerpo a formar coágulos en respuesta a lesiones. Si está dañado, el cuerpo puede no funcionar correctamente y puede enfrentar un mayor riesgo de desarrollar enfermedades. Esto incluye no absorber la cantidad adecuada de nutrientes, la producción deficiente de glóbulos rojos y la eliminación de células viejas de la sangre. Además, el bazo ayuda al cuerpo a metabolizar y transportar sustancias importantes en respuesta a señales específicas.