El contacto cero (también conocido como alto contacto, cero contacto directo, distanciamiento social y distanciamiento físico) es un concepto de salud pública utilizado para reducir la propagación de enfermedades infecciosas. Es una estrategia de prevención de la propagación de enfermedades altamente efectiva que se ha utilizado desde hace mucho tiempo. El contacto cero implica evitar el contacto directo con personas infectadas y, en ciertas situaciones, cualquier cosa que pueda estar contaminada con el virus. Esto incluye evitar comportamientos como el beso o el abrazo, el contacto casual y los saludos sociales de la mano. En el mundo de hoy, el contacto cero es uno de los elementos clave de la respuesta a la pandemia de coronavirus (COVID-19). La Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchas autoridades sanitarias locales han aconsejado a la población practicar el contacto cero como un medio eficaz para prevenir el contagio. Esta estrategia significa desmantelar la propagación de COVID-19 actuando de manera eficaz para garantizar la seguridad de la población más vulnerable. Implica una reducción significativa de la intensidad de contacto social en público, manteniendo un aislamiento completo reposando en el hogar y usando mascarillas en los espacios públicos. Además de los comportamientos tradicionalmente asociados con el contacto cero, como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, las autoridades sanitarias también han sugerido que las personas eviten tocar superficies comunes y compartir artículos personales.
Se recomienda que la gente limpie con frecuencia los artículos compartidos entre personas, como los teléfonos celulares, y que use tanto jabón como desinfectante para líquidos cada vez que entra en contacto con superficies potencialmente contaminadas.
En la lucha contra COVID-19, el contacto cero ofrece una protección significativa contra la propagación de la enfermedad. Al reducir el contacto cercano entre personas, se reduce la tasa de propagación y, por tanto, se evitan nuevos casos de contagio.
Esta estrategia forma parte del arsenal vital para prevenir y controlar el contagio.
En general, el contacto cero se recomienda como primera línea de defensa para prevenir el contagio. Aunque las personas deben seguir las instrucciones de lavado de manos de la OMS, la limitación del contacto social es un componente vital de la respuesta a COVID-19. Esta estrategia ha demostrado ser efectiva en la prevención de enfermedades infecciosas similares, como el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. Y aunque la mayoría de las personas considera que el contacto cero es una estrategia que puede no ser práctica o deseable durante largos periodos de tiempo, puede ser necesaria para que las autoridades sanitarias tengan éxito en el combate a la pandemia.
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