El lupus es una enfermedad autoinmune crónica y complicada que ocasiona una variedad de síntomas, desde fiebre y fatiga a problemas cardíacos e inflamación de los riñones. La enfermedad afecta a personas de todas las edades y etnias, pero es más común en mujeres negras y adultas jóvenes. Si bien no hay cura para el lupus, hay tratamientos disponibles para ayudar a controlar los síntomas. El origen exacto del lupus aún no se conoce, pero los científicos creen que el lupus se desarrolla debido a varios factores, incluyendo factores genéticos, cambios hormonales, e incluso la exposición a la luz solar.
Esta última teoría es particularmente común entre quienes padecen lupus eritematoso cutáneo, el subconjunto de lupus más visible y común; esta variante causa manchas en la piel que pueden provocar una gran cantidad de incomodidad.
Los síntomas del lupus varían ampliamente, pero a menudo implican debilidad, dolor en los músculos, artritis, lesiones de piel, fatiga, fiebre, debilidad, dolores de cabeza, problemas de tiroides, pérdida de cabello, anemia, inflamación de los riñones, y dolores articulares.
Los síntomas también pueden variar en su severidad y aparición, con algunos apareciendo y desapareciendo a lo largo del tiempo, y otros siendo más «persistentes». Esto significa que el lupus puede ser difícil de diagnosticar a menos que se consideren los síntomas a largo plazo. Un aspecto importante del diagnóstico del lupus es que la enfermedad se trata de manera diferente que otras enfermedades autoinmunes, debido a que el lupus puede afectar órganos de maneras muy variadas e inesperadas.
Los médicos también buscan pruebas de laboratorio que muestren cambios en la función renal y niveles anormales de proteínas, así como otros signos de inflamación. Estas pruebas ayudan al médico a determinar si un paciente está sufriendo de lupus y determinar qué tratamientos son mejores para la enfermedad. Las personas con lupus pueden encontrar alivio de sus síntomas con medicamentos como esteroides, fármacos antimaláricos, fármacos inmunosupresores, e incluso terapia con luz. La recuperación total no es posible, pero los tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas para minimizar el malestar diario. En algunos casos, los médicos también recomiendan cambios en la dieta o la suplementación para aportar nutrientes adicionales. Aunque el lupus es una enfermedad potencialmente devastadora para algunas personas, hay muchas formas de ayudar a las personas afectadas. Para la mayoría de los pacientes, el conocimiento de la enfermedad es la clave para manejar el malestar. Los avances en los tratamientos permiten a muchas personas controlar los síntomas, aunque la cura sigue siendo un reto pendiente. Si bien el lupus todavía es una de las enfermedades autoinmunes más difíciles de descifrar, la esperanza es un factor clave para luchar contra el lupus.
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