El pie de atleta (también conocido como el pie de atleta, el pie de puede, el pie de exceso de sudoración, el pie de Halletts, el pie de Jock y el pie de pruritus) es una afección de la piel que generalmente afecta a la planta de los pies y, en algunos casos, a otras áreas del cuerpo, como las axilas, las manos y el área entre los dedos.
Esta afección se caracteriza por el exceso de sudoración (hiperhidrosis), constricción de los vasos sanguíneos de la piel de los pies (vasoconstricción), aumento de la descamación de la piel, enrojecimiento e hinchazón.
El pie de atleta se desarrolla a partir de la proliferación de un hongo conocido como dermatofito que puede atacar la capa superficial de la piel (dermis), así como los folículos pilosos y las glándulas sudoríparas.
Esta infección puede afectar tanto a los hombres como a las mujeres, aunque es más común en los hombres debido a su mayor actividad física y mayor tasa de sudor. Los síntomas del pie de atleta al comienzo de la infección pueden ser imperceptibles, y el área afectada puede sentir solo una ligera sensación de irritación. Con el tiempo, esta sensación se hace más intensa y la pequeña área se vuelve muy caliente al tacto, generalmente precedido por enrojecimiento, hinchazón y descamación de la piel. Estos síntomas generalmente se acompañan de una picazón intensa, principalmente en las zonas afectadas, a veces acompañada de dolor.
El método más común es usar un medicamento tópico para reducir la cantidad de hongos en la piel. Algunos medicamentos de venta libre, como la crema de miconazol y los geles de sulfurato de aconitina, son eficaces para el tratamiento de infecciones superficiales.
Si el tratamiento tópico no proporciona los resultados deseados, se puede administrar un medicamento oral para erradicar la infección. Además de tomar el medicamento recetado por un profesional médico, hay algunas formas de prevenir la aparición de este tipo de infección. También es aconsejable mantener los pies limpios y secos, así como evitar el uso de toallas comunes o calzado que ha sido usado previamente por otra persona. Se caracteriza por un exceso de sudoración, enrojecimiento, hinchazón, descamación de la piel e irritación intenso. La prevención del pie de atleta se logra con medidas como usar calzado transpirable, mantener los pies limpios y secos y evitar el uso de toallas comunes o calzado previamente utilizado por otra persona.
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