La embolia es un evento médico grave que ocurre cuando una trombosis, o coágulo de sangre, viaja de una parte del cuerpo a otra. El coágulo se forma cuando una parte de la sangre se endurece y forma una masa sólida.
Un coágulo puede dejar la parte del cuerpo en la que se formó y viajar a través del torrente sanguíneo.
Una embolia es peligrosa porque puede bloquear el flujo sanguíneo a una parte del cuerpo, lo que puede causar daños severos.
Estos coágulos pueden formarse como resultado de la inactividad extrema, como resultado de un largo viaje en avión o autobús, o como resultado de una cirugía mayor. También pueden formarse por un trastorno de la sangre, como la deficiencia de vitamina K, la anemia, el síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, la trombosis venosa profunda (TVP) y la fibrilación auricular.
Los factores de riesgo de embolia incluyen edad avanzada, tabaquismo, diabetes, obesidad grave, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, una histerectomía reciente y la inflamación crónica de una vena en la pierna o el brazo.
La embolia también puede ser causada por un ataque al corazón, o como resultado de la presencia de un catéter intravenoso. Cuando un coágulo de sangre se desplaza hacia los pulmones, se conoce como embolia pulmonar, que es una forma de embolia que resulta en los síntomas más graves. Si el coágulo bloquea una de las venas pulmonares, puede causar una grave reducción de la cantidad de oxígeno que los pulmones pueden absorber. Esto puede provocar falta de aire, dolor de pecho y dificultad para respirar, y puede ser fatal si no se trata a tiempo. Para diagnosticar la embolia que se ha formado en venas en otras partes del cuerpo, su médico puede solicitar una prueba de ultrasonido Doppler. Durante una prueba de ultrasonido Doppler, un dispositivo compuesto por una sonda y un láser se coloca en el lugar donde se formó el coágulo. Otras pruebas para embolia incluyen una tomografía computerizada (TC) con contraste, una radiografía de tórax o una ecocardiografía. Estas pruebas se utilizan para determinar si un coágulo de sangre está viajando a través del torrente sanguíneo. El tratamiento para la embolia varía según la causa, el tamaño y la ubicación del coágulo de sangre. Con frecuencia, el tratamiento para la embolia incluye medicamentos anticoagulantes para ayudar a prevenir la formación de nuevos coágulos. Algunos pacientes con embolia pueden necesitar un procedimiento quirúrgico para tratar un coágulo grande, particularmente si se ha propagado hacia otros órganos. Este procedimiento implica abrir la arteria afectada para abrir la vía para que la sangre flote libremente. La embolia es un evento médico grave que puede ser tratado exitosamente con el tratamiento adecuado. Los factores de riesgo de embolia incluyen edad avanzada, tabaquismo, diabetes, obesidad grave, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, una histerectomía reciente y la inflamación de una vena en la pierna o el brazo.
Si usted tiene alguno de estos factores de riesgo, es importante que hable con su médico para recibir el tratamiento adecuado.
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