La espirometría es una prueba de diagnóstico médico de la función pulmonar que se usa para detectar enfermedades respiratorias como el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar.
Esta prueba fue desarrollada en la década de 1930 y sigue siendo usada en la industria de la salud y medicina hoy en día. La espirometría evalúa la presión, el flujo y la habilidad de respiración de un paciente al tomar una muestra de aire durante la inhala y exhala. El aire está recolectado en un dispositivo conocido como un espirómetro, el cual contiene una bolsa de aire para guardar la muestra. Los profesionales médicos usan la información recolectada para estimar cuánto aire está pasando a través de los pulmones, seguido de medición de la ingesta y la cantidad que sale a través del dispositivo.
Cuando un paciente toma una prueba de espirometría, se les insta a usar toda su fuerza al inspirar y espirar lo más que puedan. El tiempo en el cual toman el aire y lo expulsan se le conoce como volumen forzado (FEV). El volumen forzado se usa para detectar enfermedades obstructivas como el asma o EPOC, y para monitorear el estado y la progresión de estas enfermedades. La espirometría también se usa para monitorear el uso de medicamentos inhalados para tratar el asma. Esto se debe a que los medicamentos inhalados pueden afectar la función del flujo aéreo, y la prueba se usa para verificar si los medicamentos se estan absorbiendo de la mejor manera posible.
Adicionalmente a la detección de enfermedades, la espirometría también se usa para rastrear el progreso de enfermedades pulmonares crónicas. Esto ayuda a detectar cambios en la función y mejora del flujo aéreo durante el tratamiento.
No hay riesgo de efectos secundarios para el paciente cuando se realiza la prueba, aunque hay casos raros en los que los pacientes pueden presentar síntomas leves; tales como mareos, fatiga y a veces tos, que pueden ser molestos.
A partir de los resultados de la prueba de espirometría, el equipo médico puede establecer un plan de tratamiento para la enfermedad y/o los problemas pulmonares detectados.
En resumen, la espirometría es una herramienta importante para detectar y tratar enfermedades pulmonares, incluyendo el asma y la EPOC. Cuando se realiza, el paciente no debe sentir dolor o fatiga, aunque puede estar expuesto a síntomas menores. Los médicos usan los resultados de la prueba para establecer un plan de tratamiento para los problemas pulmonares que pueden tener los pacientes.
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