Fermentar es un proceso en el que los microorganismos como hongos, bacterias y levaduras descomponen los alimentos, creando cambios en el sabor, la textura y la apariencia.
Estos cambios forman parte de muchas cocinas a nivel mundial desde la antigüedad.
La fermentación es una forma de preservación de alimentos, en la que los microorganismos transforman los alimentos en algo nuevo y recreativo. Solo algunos alimentos pueden ser fermentados de forma exitosa, y la forma de fermentación es influenciada por una variedad de factores como tiempo, temperatura, PH, y contenido de nutrientes. Una vez que los alimentos fermentan, obtienen un sabor aún mejor y generan numerosos beneficios para la salud. El resultante `alimento fermentado` contiene más nutrientes, puede ser más fácil para el cuerpo absorber y digerir estos nutrientes, y algunas veces incluso suaviza el efecto de algunas toxinas. En muchos casos, los alimentos fermentados también cuentan con una mayor vida útil, que los alimentos `frescos`. A la hora de pensar en la fermentación tradicional, normalmente nos viene a la mente comida como mantequillas fermentadas, chucrut, kimchi, kombucha y otros. El proceso de fermentación se describe como lácticas, alcohólicas, acéticas o mixtas, dependiendo del alimento enfermentado y, en algunos casos, de los microorganismos utilizados para el proceso. Los microorganismos durante la fermentación producen ácidos como el ácido láctico y el ácido acético, junto con alcohol etílico, dióxido de carbono, etileno y otros compuestos, todos los cuales contribuyen a su característico sabor y aroma.
Las primeras instancias documentadas de fermentación data del Neolítico, donde los viejos procesos de fermentación ya se utilizaban ampliamente para preservar alimentos. De hecho, los seres humanos no han podido sobrevivir sin los productos microbióticos como yogur, chucrut y kimchi desde el principio de la domesticación de los alimentos. Las técnicas de fermentación modernas se remontan a principios de los 1900, donde la fermentación jugó un papel significativo en la pureza y mejora de la calidad de los alimentos y bebidas.
Estas técnicas fueron empleadas para fabricar cerveza, vino, quesos, productos lácteos como el yogur y productos fermentados a base de vegetales como el chucrut. Muchos de estos alimentos, como la cerveza, vino y queso, se han considerado alimentos nutritivos durante mucho tiempo. Los alimentos fermentados tienen una variedad de beneficios para la salud, como una mejor digestión debido a la producción de ácidos orgánicos y la producción de vitaminas como la vitamina B.
A medida que los microorganismos son más estudiados se descubren nuevas formas de fermentación más fáciles y divertidas. Estas nuevas técnicas están beneficiando a los productos lácteos como el yogur, el pan y los productos fermentados a base de vegetales como chutneys, hot sauces y kimchi. Los alimentos fermentados también están recibiendo una mayor atención debido a los numerosos beneficios para la salud que aportan. En conclusión, fermentar es un proceso antiguo en el que los microorganismos transforman alimentos como la fruta, el pan, la leche, los vegetales y la carne en alimentos más nutritivos.
Esto genera mejoras en el sabor, la textura y la apariencia de los alimentos.
Las técnicas de fermentación modernas se remontan a principios de los 1900 y los alimentos fermentados continúan teniendo beneficios para la salud, y también ganan popularidad como un sabor distintivo en muchas cocinas a nivel mundial.
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