Un fetiche es un objeto inanimado, como una prenda de vestir, que una persona usa para alcanzar el placer sexual. El término “fetiche” también se usa para las prácticas, actitudes y comportamientos asociados con el uso de ese objeto. Para algunos, el objeto se vincula con una memoria o fantasía sexual que se utiliza para alcanzar el placer, mientras que para otros el objeto recuerda a una figura imponente como padre o figura autoritaria.
Los objetos más comúnmente usados incluyen prendas de vestir, como lencería, medias, tacones altos y botas; materiales textiles como pieles de animales, cuero o látex; y juguetes sexuales o dispositivos sexuales aparatosos.
Los objetos más profundamente asociados con el fetiche suelen ser personales e íntimos para el individuo, a veces relacionados con los sentimientos que el individuo tenga sobre sí mismo o sobre otros.
Según los expertos, el fetiche involucra un deseo excesivo por un objeto, tanto que ese deseo experimenta una intensificación. El objeto se vuelve algo deseado e irresistible para el individuo, y su uso contribuye al placer sexual.
Algunas personas tienen un deseo excesivo de objetos o actividades específicas (como las prendas o los materiales). Otras experimentan placer sexual al observar cooperaciones interpersonales específicas – mirando a otras personas cuando se bañan, por ejemplo, o el roce del cabello. Los fetiches personales funcionan de la misma forma, aunque en su lugar se exploran situaciones sexuales específicas. Para los fetiches objetales, el objeto en sí por lo general no provoca la misma respuesta sexual que ocurre cuando se encuentran la persona deseada.
A veces, el placer se logra al usar el objeto, y a veces al mirarlo o tocarlo.
No es el objeto en sí mismo lo que estimula el placer sino la sensación de ver a la otra persona desnuda. Una variante de este tipo de fetiche es el voyeurismo, que implica mirar directamente a otras personas mientras realizan actos sexuales. Esto con frecuencia se asocia con una interacción sexual entre las partes, que sirve para estimular la zona de placer del cerebro de la persona. El fetiche no es un elemento del comportamiento humano exclusivo; la mayoría de nosotros experimentamos algún tipo de obsesión con algo a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, una obsesión excesiva con esa obsesión puede convertirse en un desorden, especialmente si causa afectación psicológica o interfiere con la funcionalidad cotidiana, como hay que tratar en terapia para asegurarse de que no interfiera con su vida.
Los especialistas en salud sexual enfatizan que el fetiche no es un trastorno o una enfermedad, sino un comportamiento humano normal. Aunque puede ser causa de preocupación si interfiere con el bienestar de la persona, el fetiche puede convertirse en una actividad sexual sana para la persona y su pareja si se explora con seguridad.
En la mayoría de los casos, el fetiche es una práctica fuera de lo común como cualquier otra. La mayoría de la gente ha experimentado el fetiche de alguna forma en algún momento de su vida, aunque no todos consideren el fetiche como algo que forme parte de su vida sexual.
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