El formaldehído es un compuesto químico orgánico, también conocido como Aldeído Formílico o Oxopropanal, que se encuentra en la naturaleza en forma de gases. Esta sustancia se sintetiza a partir de alcoholes etílicos y se conoce comercialmente como formalina, que se utiliza como producto químico para la preservación y en tejidos, especialmente para la fabricación de ropa.
El formaldehído es un compuesto altamente tóxico, altamente soluble en agua y altamente volátil.
El formaldehído se usa en numerosos procesos químicos y industriales, como disolvente, conservante, pigmento, retardador de la combustión, agente de curado de productos de resina poliéster, agente de blanqueo enzimático, agente limpiador, desinfectante y desodorizante.
Además, se usa en la producción de adhesivos, materiales de construcción, repelentes a los insectos, artículos para el hogar como alfombras, papel pintado, muebles y pintura. La exposición al formaldehído puede contribuir a desarrollar una variedad de efectos nocivos sobre la salud humana. Estos incluyen irritación, problemas crónicos con el sistema respiratorio, enfermedades endocrinas y dolor severo en los pulmones. La exposición a altos niveles de formaldehído puede irritar la piel, los ojos, la nariz y la garganta.
También es posible una irritación crónica a largo plazo.
Los síntomas incluyen dolor de garganta, dolor de pecho, tos, falta de aliento y disminución de la función respiratoria. Se han detectado metabolitos tóxicos del formaldehído que pueden afectar el sistema inmunológico, así como la función reproductiva. En consecuencia, el formaldehído es conocido como carcinógeno humano, es decir, una sustancia probada que causa cáncer humano. Estudios realizados recientemente sugieren que el formaldehído puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar linfomas no Hodgkin, además de cáncer de seno y cáncer de cavidad oral en adultos.
Los bebés expuestos al formaldehído también corren el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas.
La Organización Mundial de la Salud ha establecido un límite de exposición estable a 0,1 partes por millón (ppm) de aire para el formaldehído. Si se detectan niveles superiores a este límite, es necesario tomar medidas para reducir la exposición, como usar guantes, caretas y otros equipos de seguridad. Además, para reducir el riesgo de enfermedades provocadas por el formaldehído, es necesario reducir los niveles de humedad en interiores a través de un tratamiento de prevención de moho, ya que las bacterias y los gérmenes que producen gases tóxicos se multiplican en un entorno húmedo.
En el caso de los productos químicos con altas concentraciones de formaldehído, también se recomienda el uso de ventilación adecuada para mantener niveles seguros de exposición. En conclusión, el formaldehído es un compuesto químico orgánico que se usa en numerosos procesos químicos y industriales. Esta sustancia es altamente tóxica, soluble en agua y volátil, por lo que puede causar una gran variedad de efectos adversos para la salud humana. Para reducir al mínimo el riesgo, es necesario controlar los niveles de exposición al aumentar la ventilación en espacios interiores y reducir los niveles de humedad.