Los ftalatos son un grupo de sustancias químicas organocloradas compuestas por carbono, hidrógeno y cloro.
Son uno de los aditivos plásticos más populares debido a la flexibilidad, durabilidad y resistencia que aportan a los plásticos.
Estas propiedades se aprovechan especialmente para la fabricación de productos para uso doméstico e industrial.
Los ftalatos se usan comercialmente para mejorar diferentes características de los plásticos, y esta versatilidad los convierte en productos químicos útiles para una amplia gama de aplicaciones. Estos compuestos se encuentran comúnmente en biberones, juguetes, jarras, envases para alimentos, cosméticos, paraguas, artículos de cuero, lápices líquidos, bolígrafos, líquido para lentes de contacto, pesticidas, debajo de los toldos marinos, sombreros, neumáticos, cubiertas de álbum de recortes, tubos de plástico para calefacción y refrigeración y la fabricación de gafas.
Los ftalatos se fabrican a partir de hidrocarburos y se pueden agregar al plástico cuando se funde y mientras el plástico se enfría. El proceso de fundir y enfriar se denomina termoformación, y los ftalatos agregan al plástico una resistencia mecánica y una elasticidad excepcionales. Estas características permiten a los ftalatos situarse entre los materiales más usados para la fabricación de plásticos.Sin embargo, el uso de ftalatos ha aumentado el riesgo de salud relacionado con estos compuestos. Los ftalatos son carcinógenos endocrinos, lo que significa que pueden provocar efectos secundarios en el sistema endocrino, incluido el desequilibrio hormonal, una baja fertilidad e incluso ciertos trastornos neurodevelopmentales. La movilización de estos compuestos desde el plástico al contenido que está en él también presenta un riesgo para la salud.Además, los ftalatos se conocen por la contaminación del medio ambiente que provocan, principalmente por las emisiones que liberan a la atmósfera. Estas emisiones contaminan el aire y el agua y también contribuyen a la acumulación de ftalatos en los ecosistemas marinos. Esta acumulación se ha relacionado con paros cardíacos, complicaciones respiratorias e, incluso, la muerte de especies marinas.En respuesta a los problemas planteados por la exposición a ftalatos, las regulaciones de salud pública han ido cambiando para controlar el uso de estos compuestos y evitar los potenciales daños para la salud humana y el medio ambiente.
Por ejemplo, la Unión Europea ha prohibido la utilización de determinados ftalatos en juguetes y productos para bebés, productos para adultos y cosméticos. Algunos países también han limitado el contenido de algunos ftalatos en artículos de higiene personal, como los protectores solares.En definitiva, los ftalatos son una serie de compuestos químicos organoclorados que se usan comúnmente para fabricar plásticos de mayor durabilidad, flexibilidad y resistencia. Aunque estos compuestos tienen muchas aplicaciones prácticas, también existen muchos efectos adversos para la salud humana y el medio ambiente asociados con su uso. Estos daños potenciales han llevado a la creación de regulaciones estrictas para limitar el uso de ftalatos.
