La cataplexia es un trastorno del sueño poco conocido que afecta a un número pequeño pero creciente de personas en todo el mundo. Esta condición se caracteriza por episodios de debilidad y pérdida de tono muscular súbita y temporal durante el estado de vigilia, con el consiguiente riesgo de caídas. Estas pérdidas de tono generalmente se acompañan de una disminución o ausencia del tono muscular así como de una reducción del nivel de consciencia. Estas crisis pueden de durar de pocos segundos hasta varios minutos y se desencadenan por diferentes situaciones, como el estrés, la ansiedad, el miedo, el humor, la actividad física determinada, la risa excesiva, la palabra hablada con algún significado especial y el sueño.
La cataplexia es un trastorno del sueño asociado con la enfermedad itrópica, que afecta principalmente a adultos jóvenes entre los 20 y los 40 años de edad. Esta condición también está muy relacionada con los síntomas de narcolepsia y se conocen algunos casos en los que el paciente presenta ambos trastornos del sueño simultáneamente. Estos pacientes suelen tener problemas para mantener el sueño normal durante la noche, con frecuentes despertares y somnolencia excesiva durante el día. Las crisis de cataplexia se desencadenan por impulsos nerviosos procedentes del sistema límbico, que se acompañan de una reducción en el tono muscular, la consciencia y la fuerza. Estas crisis se manifiestan a través de diferentes tipos de debilidad muscular, que van desde movimientos faciales anormales incluyendo lagrimeo, rubor facial y movimientos anormales de los párpados, hasta la parálisis completa, que puede ocurrir en ocasiones.
En los episodios más graves, la cataplexia puede afectar incluso a la capacidad para respirar correctamente.
La mayoría de las veces, después de una crisis, el paciente regresa a su nivel de consciencia anterior.
No obstante, en algunas ocasiones pueden ocurrir alteraciones en el recuerdo, con la incapacidad para recordar lo que ocurrió durante el episodio. Muchas veces, el tratamiento se basa en el diagnóstico y el manejo de la narcolepsia, ya que ambas condiciones comparten algunos síntomas. Los pacientes suelen recibir terapias para el control del estado emotivo así como también medicamentos para el manejo de la somnolencia diurna y los trastornos relacionados con la narcolepsia. Cuando las crisis de cataplexia son muy frecuentes y pueden poner en riesgo la seguridad del paciente, pueden indicársele medicamentos, como antidepresivos o bloqueadores del receptor adrenérgico. Estos medicamentos pueden ayudar a disminuir el número de episodios de cataplexia así como la intensidad de los mismos. En definitiva, la cataplexia es un trastorno del sueño poco frecuente pero importante, que causa una reducción del tono muscular y puede desencadenar situaciones de riesgo para la seguridad del paciente.
Aunque la condición todavía necesita de más investigaciones para comprender completamente su etiopatogenia, el tratamiento y el diagnóstico es una tarea clave para mejorar la salud y el bienestar de muchas personas afectadas.
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