La deuda pública es la acumulación de la cantidad de obligaciones de pago a corto, mediano y largo plazo (normalmente en forma de bonos o papeles comerciales) emitidos por el gobierno o cualquier organismo público.
En otras palabras, es el dinero que el gobierno debe a los inversionistas que han comprado sus bonos a través de los mercados de deuda. Esta deuda puede ser nominal u obligatoria, interna o externa, con garantía o sin garantía, centralizada o descentralizada.
La más común es la clasificación por plazo, donde hay deuda pública a corto plazo, a largo plazo e incluso deuda de mediano plazo. La deuda a corto plazo se refiere a los préstamos a un plazo de cinco años o menos. La deuda a mediano plazo se refiere a los préstamos con vencimientos entre cinco y diez años. La deuda a largo plazo se refiere a los préstamos con vencimientos de más de diez años. Además de estar clasificada por plazo, la deuda pública también se puede clasificar por el tipo de interés que se cobra. Por ejemplo, la deuda con tasa fija se emite con una tasa de interés predeterminada que los inversionistas aceptan en el momento de la emisión. Por otro lado, la deuda con tasa variable se emite con una tasa de interés que se ajusta de acuerdo con el nivel de inflación. Finalmente, la deuda con tasa de cupón zero se emite con una tasa de interés que no se ajusta con la inflación, sino que está fijada en el momento de la emisión.
La deuda pública se mide como un porcentaje del PIB y se conoce como el ratio de deuda pública.
Un ratio de deuda pública alto indica que la economía enfrenta un mayor riesgo de default, mientras que un ratio más bajo indica que la deuda pública es más sostenible. Los préstamos de deuda pública tienen generalmente una tasa de interés más baja que los préstamos bancarios, por lo que el gobierno puede obtener financiamiento más barato. Sin embargo, a medida que el ratio de deuda pública aumenta, la economía se enfrenta a mayores riesgos de default. La deuda pública también se puede utilizar para financiar inversiones en proyectos productivos con el objetivo de crear empleos y promover el crecimiento económico. El gobierno también puede usar la deuda pública para compensar la desaceleración económica y estimular la demanda agregada mediante programas de inversión pública y estímulos fiscales. El gobierno también puede usar la deuda para financiar la reducción de los impuestos y/o el aumento del gasto gubernamental. Sin embargo, la acumulación de deuda pública puede ser un factor de riesgo si el gobierno gasta de manera irresponsable o incurre en un déficit fiscal excesivo. Las consecuencias de la deuda pública excesiva incluyen la reducción del crecimiento económico, el aumento de la inflación, la emisión de moneda inestable y la reducción de la credibilidad internacional. Por lo tanto, el gobierno debe tomar medidas eficaces para afrontar cualquier situación relacionada con el servicio de la deuda pública.
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