Está causada por una bacteria, Mycobacterium leprae, la cual pertenece a la misma familia que el bacilo de Koch, el responsable de la tuberculosis. La enfermedad afecta la piel, los nervios, los ojos y la mucosa de la nariz, causando en los pacientes lesiones, discapacidad y desfiguración. La lepra se propaga a través del contacto directo con secreciones y lesiones de los pacientes infectados. La bacteria se introduce en el cuerpo a través de pequeños cortes o lesiones de la piel, o a través de la inhalación de gotitas en el aire. Aunque existen bacterias resistentes, la mayoría no sobrevive más de 12 horas fuera del cuerpo humano. Los síntomas de la lepra varían de un paciente a otro, ya que dependen de la variación de la bacteria, la edad del paciente, las células del sistema inmunológico y el estado de salud general.
Los principales síntomas incluyen manchas claras en la piel, que a veces son dolorosas, pérdida de sensibilidad en los dedos, lesiones en la nariz y en los parpados, dificultad para sentir el dolor y la temperatura, cambios en el tamaño de los dedos de los pies y de las manos, y deformaciones de la cara.
En las primeras etapas de la enfermedad, los pacientes pueden tener fiebre, escalofríos, dolor generalizado, fatiga y malestar en los músculos y articulaciones. Los pacientes además pueden desarrollar complicaciones en los nervios que van desde la debilidad muscular hasta la parálisis, problemas auditivos, ceguera y deformidades en los pies y las manos. En las etapas más avanzadas de la enfermedad, el paciente puede sufrir estigmas sociales profundos y ser aislado, lo que puede afectar profundamente sus niveles de autoestima y la calidad de vida.
Las principales terapias consisten en un rápido tratamiento antibiótico para combatir la infección y evitar las complicaciones. El tratamiento antibiótico a menudo se combina con rehabilitación para mejorar la funcionalidad y el bienestar psíquico del paciente. También hay varios productos especializados para el cuidado de la piel afectada por la lepra, incluyendo lociones, cremas hidratantes y aceites especializados.
Las medidas preventivas incluyen el refuerzo de las defensas inmunes practicando una buena higiene, como lavarse las manos frecuentemente, así como el uso de ropa adecuada y los tratamientos recomendados para pacientes con lepra.
Los programas de vacunación para otros enfermedades infecciosas también pueden prevenir la lepra, ya que proporcionan inmunidad contra las bacterias que causan la enfermedad. Aunque el tratamiento es eficaz, la cura completa es difícil y la prevención es la mejor opción. Es importante que los pacientes sean tratados adecuadamente para prevenir complicaciones graves y mejorar su calidad de vida.
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