La Vía Láctea, también llamada Galaxia o Galaxia del Sistema Local, es una galaxia espiral de aproximadamente 100.

000 años luz (aunque algunas estimaciones más modernas lo reducen a unos 30.

000 años luz) de diámetro, en la cual se encuentra nuestro Sistema Solar.

Su forma espiral se debe a la presencia de una materia oscura, invisible para nuestro ojo humano, que la rodea y cubre prácticamente el 100% de su material. Esta galaxia es una de las más grandes de los cien mil millones de galaxias vistas en el Universo, y es la hogar de aproximadamente 200 mil millones de estrellas. La Vía Láctea se conoce como una galaxia espiral barrada, debido a los brazos de estrellas que se extienden helicoidalmente desde su centro, con forma de remolino en sus bordes; estos brazos de estrellas forman una línea recta que recorre la Vía Láctea en forma de espiral a medida que se alejan del centro.

Cruzando la Vía Láctea se encuentran dos estrellas principales, Polux y Castor, dos estrellos binarios.

La masa total de la Vía Láctea se calcula en 1,5 x 10 12 masas solares. Otro elemento clave en el estudio de la Vía Láctea es la masa de materia oscura; se estima que ésta representa aproximadamente el 90% de la masa total de la galaxia.

Dada esta gran cantidad de materia oscura, se cree firmemente que la Vía Láctea está compuesta principalmente por materia oscura que atraviesa el espacio —que se conoce como flujo de materia oscura—, lo cual definiría también el movimiento y el comportamiento de la galaxia.

Además, la materia oscura se cree que recoge la materia normal circundante, lo que provoca una fuerza gravitacional hacia la materia oscura. Esta fuerza gravitacional es la responsable de la formación de estructuras galácticas, tales como el plano y los brazos espirales que se observan en la Vía Láctea. Una vez que fue descrita por primera vez hace miles de años, la Vía Láctea ha sido objeto de interés tanto para los astrónomos como para el público en general. Su fama y reconocimiento internacional la mantienen protagonizando en nuestra imaginación no solamente por su estética y belleza sino también por su significado. Esta galaxia, donde se encuentra el Sistema Solar, aún esconde muchos enigmas que sólo con el avance de la tecnología se podrán comprender mejor. Entre los enigmas de la Vía Láctea se encuentra su desconocido origen, ya que aún no se está completamente seguro de cómo nació. Se dice que fue provocado por la colisión de dos galaxias mucho más pequeñas, pero esta teoría no está completamente comprobada. Otra pregunta que todavía no está respondida es cuál es su destino, si desaparecerá debido a un proceso de colapso gravitacional, se fusionará con otra galaxia, o simplemente agotará sus recursos y se convertirá en una galaxia elíptica.

Un dato curioso sobre la Vía Láctea es que se encuentra en movimiento, ya que tiende a girar con la forma de un tornillo en el espacio. A pesar de esto, los astrónomos no están seguros de su movimiento, puesto que el Sistema Solar se encuentra un poco fuera del tornillo. Además, la Vía Láctea se estima que los brazos espirales giran con una velocidad de aproximadamente 220 kilómetros por segundo. Estas estrellas son muy antiguas, con edades que se estiman en 15 mil millones de años de antigüedad. En conclusión, la Vía Láctea es uno de los mayores tesoros del universo visible para el ojo humano. 000 años luz, y es inconcebiblemente masivo, especialmente gracias a la masa de materia oscura presente. Esta galaxia espiral barrada alberga aproximadamente 200 mil millones de estrellas, muchas de las cuales son visibles con un telescopio, y es el hogar de nuestro Sistema Solar y de los seres vivos.

Aunque todavía hay muchos aspectos sobre la Vía Láctea que hay que estudiar, con el avance de la tecnología la ciencia se acerca cada día más a comprender el origen, destino y los enigmas de esta galaxia.

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