El lobby es una palabra que se refiere a un grado avanzado de actividad política enfocada en la influencia y las relaciones con los representantes públicos. Esta estrategia se utiliza principalmente por grupos de interés, corporaciones, coaliciones económicas, grupos de la industria, organizaciones sin fines de lucro y otras entidades para lograr influenciar la formulación de leyes, medidas y políticas.
El término «lobby» proviene del francés, que se traduce como «vestíbulo» o «entrada de un edificio». La práctica del lobby se remonta a la época de los antiguos griegos, cuando los reyes deseaban recibir información relevante por parte de un agente conocido como el proxeneta. Los lobbies pueden explotar múltiples medios para influenciar el proceso de toma de decisiones del gobierno. Se pueden llevar a cabo de varias maneras, desde la publicidad hasta las campañas de medios. Estas técnicas pueden ser tan sofisticadas como el uso de líderes comunitarios proactivos, alianzas con líderes gubernamentales para lograr acuerdos mutuamente beneficiosos, estudios legales e informes especialmente preparados, reuniones cara a cara con el gobierno de alto nivel y la financiación de asuntos campañas provincia-estados.
Los lobbies relacionados con los intereses comerciales e industriales han tenido un historial significativo en el desarrollo legislativo. Estas instituciones cuentan con el poder económico para influir en la toma de decisiones del gobierno. Por ejemplo, cuando una compañía quiere una legislación favorable para su tecnología, puede contratar veteranos del lobby para gestionar reuniones con quienes toman las decisiones y trabajar para promover el proyecto de ley.
Algunas veces, los lobbies se han asociado negativamente con la corrupción.
Cuando el ejercicio del lobby se lleva a cabo de forma opaca, puede incluir el soborno a representantes públicos con el fin de obtener una ventaja injusta en la política. La corrupción se puede manifestar de muchas formas, desde el uso de tratos secretos para obtener un voto hasta la concesión de fondos a cambio de la puesta en marcha de una política específica.
Estos comportamientos son difíciles de detectar y pueden generar graves consecuencias si no se controlan adecuadamente.
En los últimos años, el lobby se ha convertido en algo más abierto y transparente.
Muchos países han promulgado leyes para mejorar la supervisión y control del lobby.
El más destacado es el Lobbying Disclosure Act de 1995, que obliga a los grupos de influencia y a los lobbistas a registrarse, declarar qué temas tratan y revelar a quién proveen servicios.
Esta legislación ayudó a mejorar la comprobación de los hechos que rodean a la influencia del lobby, así como a eliminar la inseguridad que rodea los intereses específicos de los lobbistas.
Es importante entender que, si bien el lobby tiene una poderosa capacidad para influir en la política, también hay una línea fina entre la influencia apropiada y la influencia deshonesta. Los lobbies pueden ser una forma útil para que diversos grupos informen y expliquen a los tomadores de decisión los pros y los contras de una legislación, pero también pueden ser una herramienta empleada por algunos para aprovecharse de sus relaciones y capturar los favores del gobierno.
.