La onomatopeya es una figura retórica que se emplea para reproducir por medio de vocablos, los sonidos propios de los objetos o sucesos naturales, lo que con el fin de crear un efecto lingüístico.
El término proviene de la palabra griega «onoma» junto con «poiésis», que significa “creación de un nombre”.
Esta figura se utiliza a menudo en el lenguaje literario y la publicidad ya que permite dotar de interés y diversión a los textos. Es posible identificar la onomatopeya como el único mecanismo de la lengua capaz de representar los sonidos reales y los sonidos imaginarios. A parcelas tales como el ruido que produce un avión al despegar, el tono intenso con el que cantan los pájaros, el bombo que se emplea para medir el tiempo en los programas deportivos o el silbido con el que se marca el final de una obra de teatro, se les atribuyen palabras inventadas pero similares a las que pudieran surgir de los mismos sonidos, como “Brrrrr” para definir el aire frío, “Miau” para imitar el canto de un gato o “Tataa” para sugerir el disparo de un arma.
La onomatopeya es asimismo una forma de expresión verbal común en ciertos usos utilitarios del lenguaje, como la publicidad. Dentro de los medios de comunicación, la palabra onomatopeya se relaciona de forma muy específica con los anuncios en los que los sonidos une al relato alrededor de la marca. Esto se ha empleado de manera generalizada, ya que el uso de la onomatopeya en los mensajes publicitarios ayuda a llamar la atención de los sectores objetivos, incluso de aquellos que no pueden leer.
En la poesía, se emplean palabras onomatopéyicas para evocar sonidos reales y así recrear fielmente la naturaleza y los acontecimientos de la realidad. El uso de las palabras puede ser apropiado en cualquier género literario y se pueden combinar con palabras de significado para crear imágenes o para reflejar estados de ánimo. Las palabras onomatopéyicas se pueden usar como la única fuente de sonido en un poema o en una narración poética. Estos sonidos específicos son únicos y diferentes para cada persona, así que es importante definir una fuente creativa que el autor pueda extrapolar a su creación. En definitiva, la onomatopeya es un recurso figurativo que puede enriquecer el lenguaje verbal si se emplea de forma adecuada. En su contexto en la publicidad, vemos cómo se utiliza para atraer la atención de los usuarios y los lectores al acceder al mensaje inmediatamente. Por otra parte, dentro de la literatura es una figura perfecta para simular los sonidos de la naturaleza y la cantidad de elementos propios de la realidad cotidiana. Combinada con una buena composición, nos ofrece una variedad de tonalidades gráficas y emotivas que ayudan a mejorar nuestro trabajo artístico.
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