La otitis es una enfermedad inflamatoria frecuente, caracterizada por una inflamación de la tímpano-médio-ósea, el conjunto de estructuras que componen el oído medio. La otitis puede deberse a infecciones bacterianas, a virales, a alergias, a sobrepresión del tímpano, entre otras causas.
La otitis se clasifica en externa y media.
La otitis externa ocurre en el oído externo, y suele estar asociada con la exposición al agua, una vejiga en el oído, la edad avanzada, la ausencia de un conductor auditivo, la cera acumulada en exceso, la falta de limpieza, abuso de cuerpo, uso prolongado de productos como árboles de té, etc.
Los síntomas incluyen picazón o dolor en el oído externo, enrojecimiento y supuración.
El tratamiento normalmente comprende un limpiado, una descamación suave, y el tratamiento con ungüentos tópicos que ayudan a eliminar la inflamación y el dolor. La otitis media suele afectar a la tímpano-médio-ósea, y es una de las principales afecciones del oído entre los niños, siendo en general una enfermedad benigna. Los síntomas incluyen fiebre, dolor de oído, malestar general de la cabeza y la cara, secreción de la oreja, pérdida temporal de la audición. El tratamiento incluye el uso de antibióticos y/o antiinflamatorios para controlar la infección, así como tratamientos de fisioterapia para ayudar a la recuperación auditiva. Si los síntomas persisten o empeoran, se puede sugerir una cirugía para corregir el defecto en el oído medio. La prevención de la otitis es una medida importante para mantenerse sana y libre de enfermedades. Esto incluye el uso de tapones para los oídos cuando se está en contacto con el agua, una adecuada higiene de los oídos y el cabello, evitando el abuso de productos de baño, evitando el uso de aparatos para el cuidado del cabello, entre otros.
Si se presentan síntomas de otitis, es importante acudir al médico para un diagnóstico y tratamiento adecuado. De esta forma, el paciente puede volver a la normalidad sin complicaciones y sin problemas auditivos.