Personificación es una figura retórica usada para describir algo usando atributos humanos o calificativos.
Utilizando la personificación, los escritores añaden vida a la descripción, permitiendo a los lectores imaginar algo como si fuera un ser vivo. Las cosas inanimadas se convierten en personajes imaginarios, aportando profundidad y significado más allá del significado literal a las descripciones.
Algunos ejemplos comunes de personificación son animales, elementos de la naturaleza, y objetos inanimados.
Desde la antigüedad, el uso de la personificación para infundir emoción y profundidad en las descripciones ha sido común. Los poetas de la Edad Media y el Renacimiento usaban la personificación para hacer que sus descripciones de paisajes, ciudades y ríos adquirieran vida. Esto se puede notar en obras como “The Canterbury Tales” de Geoffrey Chaucer, y en la poesía romántica de John Keats, entre muchos otros. Ventajas del uso de la personificación abarcan una mejor comprensión del tema de la escritura, hecho que añade un toque de emoción y una imagen más concreta en la mente de los lectores.
Este efecto es particularmente útil en las obras de ficción, donde los personajes generalmente tienen una variedad de reacciones, emociones, y problemas.
Además, la personificación también puede ser utilizada para argumentar en diferentes contextos.
Por ejemplo, en un discurso político, un orador puede usar la personificación para personificar un concepto abstracto, como la igualdad, con algo tangible, como un ángel. Un buen ejemplo de esto es la personificación de la muerte en la obra literaria “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri. En esta obra, la personificación de la Muerte destaca la lucha entre el bien y el mal. La personificación también es útil para reforzar un punto de vista, generalmente usando el elemento del humor. Un ejemplo de esto es el uso de la personificación del tiempo como si fuera una persona, generalmente un anciano. Esta figura retórica se refiere comúnmente con frases tales como `el tiempo vuela`, o `se acabó el tiempo`. En última instancia, la personificación es una herramienta versátil que puede añadir profundidad, significado, humor, y viveza a cualquier escrito. Los escritores utilizan tradicionalmente la personificación para describir la naturaleza, personas, y objetos inanimados, añadiendo significado a sus materiales. El uso de la personificación también puede destacar conflictos claves, añadir humor a un discurso, o aportar profundidad a un punto de vista. Finalmente, la personificación ofrece multitud de ventajas, haciendo que los materiales literarios sean más interesantes y apasionados.