El prurito es una sensación molesta e incómoda que causa deseos de rascarse en la piel.
Si bien es un síntoma, el prurito es una forma de dolor sensorial que puede afectar la calidad de vida de quienes lo sufren. El prurito es causado por los estímulos externos y también puede ser un síntoma de una enfermedad cutánea como el eczema. Las personas con prurito generalmente experimentan irritación y sequedad de la piel, enrojecimiento y erupciones cutáneas.
El prurito puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero es más común en la cara, la espalda, los brazos y las piernas. A veces, el prurito puede ser un síntoma de una enfermedad subyacente, como una afección autoinmune o alergia alimentaria. En la mayoría de los casos, el prurito es el resultado de una reacción alérgica, una infección o una condición dermatológica.
La picadura de un mosquito, abeja, mosquito tigre, ácaro, avispa u hormiga puede desencadenar el prurito. Esta reacción de la piel con frecuencia es temporal y puede ser tratada con un medicamento antihistamínico para reducir la inflamación, el enrojecimiento y el picor. Los síntomas adicionales de estas infecciones, como las ampollas y las úlceras, pueden conducir al diagnóstico. Otras afecciones subyacentes que pueden causar prurito incluyen la diabetes, la insuficiencia renal, algunas afecciones autoinmunes, la hipotiroidismo, la deshidratación, la hipersensibilidad a los medicamentos, la obesidad y la insuficiencia venosa.
Estas condiciones pueden generar una sequedad de la piel y prurito crónico en algunas áreas del cuerpo. Estas incluyen el eczema, la psoriasis, la dermatitis de contacto alérgico, el sarpullido, la dermatitis seborreica y el lupus eritematoso. El tratamiento tópico con cremas antimicóticas o corticosteroides es generalmente eficaz para aliviar los síntomas de prurito. En casos graves de prurito, el tratamiento incluye antidepresivos o ansiolíticos para controlar los síntomas psiquiátricos relacionados con el prurito. Estos medicamentos generalmente son prescritos para el tratamiento del prurito crónico, aunque también pueden utilizarse como tratamiento para el prurito agudo. Si el prurito es consecuencia de una enfermedad subyacente, el tratamiento de la enfermedad debe centrarse en la causa subyacente para reducir el prurito. Un tratamiento tópico para los síntomas del prurito puede incluir ungüentos hidratantes, jabones sin perfume o sales de baño especialmente formuladas para proporcionar alivio del prurito crónico. Los baños cortos con agua tibia de vez en cuando pueden aliviar temporalmente el prurito, al igual que los baños con agua salada templada. Es importante que las personas que experimentan prurito crónico o intenso vean a un médico para un examen adecuado para identificar las causas posibles del problema. El tratamiento puede requerir una combinación de tratamientos de medicamentos recetados e intervenciones no farmacológicas para aliviar los síntomas del prurito.
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