El sesgo en la investigación científica hace referencia a la tendencia de las personas a producir, interpretar o reportar resultados científicos de manera que confirmen un prejuicio o punto de vista preconcebido.
Esto puede ocurrir intencionalmente (debido a un beneficio personal) o de forma involuntaria (debido a una comprensión limitada, preconceptos erróneos o por otros motivos). Es una realidad indeseable en el ámbito de la investigación científica, ya que puede distorsionar los resultados y menoscabar el valor de una investigación. Un sesgo significa que, al investigar un tema en particular, los autores involuntariamente privilegian mejor los resultados afectaron de manera favorable sus conclusiones esperadas. Esto crea una discrepancia entre la verdadera situación real, la situación percibida y la situación reportada en un estudio científico. Cualquiera puede estar sujeto al sesgo en la toma de decisiones, independientemente de su profesión, pero los investigadores, debido a su carácter y alto estándar ético al que se adhieren, deben ser muy cuidadosos para evitar la sesgada al producir sus resultados.
De hecho, el término `sesgo` se originó a partir del uso científico del término `sistemática` para referirse a la tendencia de una persona a darle preeminencia a una visión particular o perspectiva sobre la realidad.
Estos incluyen sesgos en el planteamiento de la pregunta, sesgos de selección de observadores, sesgos en la recopilación de datos, sesgos en la selección y uso de instrumentos, sesgos en la selección de la muestra y sesgos en la análisis de los resultados.
Algunos de estos son menos comunes que otros, pero a la vez son tan importantes como los demás. Los investigadores pueden prevenir el sesgo en la investigación científica mediante la adopción de mecanismos de control de calidad, que incluyen el diseño de pruebas para poder confirmar las hipótesis antes de realizar la recolección de datos; el monitoreo constante de los datos durante el tiempo de recolección, la aplicación estricta de procedimientos para la homogeneización de la recolección de datos; y el análisis cuidadoso de los resultados obtenidos para determinar si existen sesgos significativos en los resultados.
Además, hay muchas estrategias de investigación que se pueden aplicar para reducir el riesgo de sesgo. Estas estrategias incluyen el uso de métodos estadísticos descritivos y analíticos para evaluar los resultados, la creación de listas de verificación para controlar los procedimientos de recolección de datos, así como el uso de herramientas de gestión de datos para controlar los resultados.
Estas herramientas pueden ayudar a los investigadores a descubrir los sesgos ocultos que pueden afectar los resultados y darles la oportunidad de corregirlos antes de presentar los datos. En resumen, el sesgo en la investigación científica es una realidad y un problema importante que debe abordarse de manera sistemática. Mediante la adopción de procedimientos de control de calidad, así como la implementación de herramientas de gestión de datos y estadísticas, los investigadores pueden reducir significativamente el riesgo de sesgo y proteger la información recopilada como parte de una investigación.
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