El síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que se encuentra en uno de los extremos del espectro de los trastornos del espectro autista, pero que a diferencia del autismo, el desarrollo cognitivo, la lenguaje y el área motriz son normales.
Se caracteriza por una dificultad en las relaciones sociales, habilidades de comunicación limitadas, pensamientos o comportamientos inflexibles o repetitivos. El síndrome de Asperger fue descrito por primera vez en 1944 por el psiquiatra austriaco Hans Asperger. El término se incluyó por primera vez en un libro de medicina en 1981 por Lorna Wing, quien definió el término como “una forma leve de autismo caracterizada por la preservación de habilidades lingüísticas y cognitivas”.
Desde la década de 1980, el síndrome de Asperger se ha descrito como un trastorno del neurodesarrollo. Este trastorno se caracteriza por dificultades para establecer interacciones sociales, patrones comunicativos intenso o restringido, problemas de comprensión de lenguajes verbales o no verbales, una falta de comportamientos prácticos adecuados, dificultades para desarrollar habilidades sociales, dificultades para mantener relaciones y juegos interpersonales y una necesidad de seguir rutinas estrictas en la vida diaria.
Esto puede conducir a una dificultad para llevar a cabo una variedad de actividades, como jugar deportes o juegos de equipo, o puede hacer que el niño se enfoque solo en una actividad.
El niño puede estar interesado en temas específicos y recopilar mucha información sobre esos temas, pero puede tener una comprensión limitada de los pensamientos y sentimientos de los demás. Además, el síndrome de Asperger se acompaña de diferentes manifestaciones afectivas, como una sensibilidad extrema a situaciones sociales, una rigidez generalizada y una necesidad de controlar la conducta y el entorno.
Como el lenguaje verbal no es necesariamente el mejor mecanismo para establecer conexiones sociales, los niños con síndrome de Asperger a menudo muestran problemas de creación de relaciones sociales. El trastorno de Asperger afecta a niños de todo el mundo y comúnmente conocido como un “trastorno autista”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay más de un millón de personas con el síndrome de Asperger en los Estados Unidos. Las variables genéticas hereditarias, la edad de la madre al dar a luz y otros factores contribuyen al desarrollo de este trastorno neurológico, aunque la causa exacta sigue desconocida.
El tratamiento a menudo ayuda a las personas con síndrome de Asperger para construir habilidades y manejar mejor sus preocupaciones sociales y comportamentales. Esto generalmente incluye el apoyo de un terapeuta educativo, terapeuta ocupacional, abogado de discapacidad y apoyo familiar. Estos profesionales pueden trabajar con la persona para ayudarla a desarrollar destrezas sociales, comunicación adecuada, comportamiento, habilidades motoras, disciplina y pensamiento crítico. El diagnóstico y el tratamiento temprano del síndrome de Asperger son importantes para mejorar el bienestar de la persona ya que ayuda a reducir los síntomas y problemas asociados. Con la ayuda adecuada, las personas con síndrome de Asperger pueden tener una vida productiva y satisfactoria. Sin embargo, todavía hay muchos estigmas y prejuicios alrededor de lo que significa este trastorno, y se necesita un trabajo continuo para aprender más acerca de su condición y desarrollar mejores estrategias de tratamiento.
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