La taquicardia postural (POTS, por sus siglas en inglés) es un trastorno del sistema nervioso que afecta la circulación del cuerpo. Es una forma del síndrome de taquicardia ortostática, caracterizado por un aumento anormal en la frecuencia cardíaca que ocurre después de que la persona se pone de pie, y es uno de varios trastornos que tienen en común la disfunción ortostática, es decir, problemas que se desarrollan al tratar de estar de pie.
En términos médicos, `taquicardia` se refiere a un ritmo cardíaco rápido, `postural` se refiere a la posición de pie, y `ortostático` se refiere a los cambios que suceden en el cuerpo al estar de pie.
La condición es diagnosticada típicamente cuando la frecuencia cardíaca aumenta al menos 30 latidos por minuto dentro de 10 minutos después de ponerse de pie, y los síntomas se alivian cuando la persona se recuesta nuevamente.
Los síntomas de POTS pueden ser muy debilitantes, con una variedad de manifestaciones clínicas.
Estos incluyen fatiga, mareos o aturdimiento, desmayos, ritmo cardíaco rápido o irregular, temblores, sudoración excesiva, ansiedad, náuseas, intolerancia al ejercicio, dolor de cabeza, falta de aliento, cambios en la visión y dolor o debilidad muscular.
Estos síntomas afectan significativamente la calidad de vida del individuo y pueden resultar en discapacidad funcional. Aunque se desconoce la causa exacta de POTS, varias teorías sugieren que puede ser una condición multifactorial. Algunos expertos creen que puede ser una respuesta autonómica exagerada al estar de pie, mientras que otros sugieren que puede estar relacionado con un estado de hipovolemia (disminución del volumen de sangre en el cuerpo) o con alteraciones en la regulación del tono venoso.
Existen diversos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar POTS.
Estos incluyen el ser mujer, tener entre 15 y 50 años, una historia de enfermedad autoinmune y haber tenido un evento traumático, como una lesión en la cabeza o una cirugía, poco antes del inicio de los síntomas.
En cuanto al diagnóstico, este es clínico y se basa en la evaluación de los síntomas del paciente y la observación del aumento característico de la frecuencia cardíaca al ponerse de pie.
Las pruebas de laboratorio y la valoración cardiológica suelen utilizarse para descartar otras afecciones.
El tratamiento de POTS se basa en controlar los síntomas y optimizar la tolerancia a la posición de pie. Esto en general se logra a través de una combinación de cambios en el estilo de vida y medicamentos. Los cambios en el estilo de vida pueden incluir la adopción de una dieta rica en sal y agua para mejorar el volumen de sangre, evitar estar de pie durante largos periodos de tiempo, usar medias de compresión y mantener un programa regular de ejercicio físico.
Los medicamentos que se utilizan varían desde aquellos que aumentan el volumen de sangre hasta aquellos que regulan la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Sin embargo, el enfoque del tratamiento debe ser individualizado, ya que la efectividad de las terapias puede variar mucho de un paciente a otro. Por último, aunque POTS puede ser una condición incapacitante, es importante destacar que con un manejo adecuado los pacientes pueden llevar una vida significativa y productiva. El soporte de un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, además de familiares y amigos, es esencial para afrontar los desafíos que esta condición puede representar. En conclusión, la taquicardia postural es un trastorno caracterizado por un aumento anormal de la frecuencia cardíaca al ponerse de pie, con síntomas que pueden ser muy incapacitantes. A través de un enfoque individualizado y el apoyo adecuado, pueden realizarse importantes mejoras en la calidad de vida de estas personas.