El TDAH (Trastorno del Déficit de Atención con Hiperactividad) es un trastorno neurológico que se caracteriza por déficits en la capacidad de mantener la atención, controlar la impulsividad, controlar la actividad motora, y controlar el comportamiento social inapropiado.

Está vinculado a la función de los lóbulos frontales del cerebro, que son responsables de la capacidad de prestar atención, regular el comportamiento, planificar, y restringir las acciones. Los niños con TDAH presentan síntomas que alteran su funcionamiento diario y hacen que estén en evidencia social y académica. Las personas con TDAH pueden tener dificultades para controlar sus emociones, prestar atención o discernir entre la tarea esperada y la realizada, comprender conceptos abstractos, o tener problemas de memoria.

Los niños con TDAH pueden presentar diversos síntomas físicos y sociales.

Estos incluyen inquietud, desorganización, falta de atención, impaciencia e impulsividad.

También pueden tener dificultades para adaptarse a un entorno social, controlar su comportamiento, estructurar un ambiente, y la realización de tareas cognitivas complejas. Estas conductas pueden ser tan severas que afecten la interacción entre los estudiantes, la actitud disciplinaria de los padres, y el rendimiento académico.

Los niños con TDAH suelen tener problemas en el ámbito escolar.

Pueden no prestar atención a la tarea, ser desorganizados, olvidarse de los recursos, presentar una conducta imprudente, o tener una actitud negativa hacia la escuela. Esto se puede manifestar tanto en el aula como en el comportamiento de su casa, lo que hace que sea aún más difícil controlar. La falta de atención, el comportamiento turbulento e impaciente, y la ausencia de interés en los estudiantes, les pueden proporcionar dificultades para la realización de tareas. El TDAH es un trastorno que afecta a los niños en la escuela, en el hogar, y durante las interacciones con sus compañeros. El trastorno del déficit de atención con hiperactividad puede llevar a que los niños pierdan los buenos hábitos aprendidos, se desconecten fácilmente, sean críticos y negativos, se enojen con facilidad, y actúen sin consideración por el bienestar de los demás.

Estas conductas se denominan `trastornos de comportamiento` y pueden afectar seriamente la vida cotidiana de los estudiantes y sus familias. La meditación, la terapia conductual, la terapia familiar, el uso de medicamentos, la educación especial, y otras formas de terapia son eficaces para ayudar a los niños con TDAH. Para obtener el mejor resultado, el tratamiento debe ser personalizado para el paciente, y se deben tener en cuenta los factores psicológicos, sociales, educativos, y familiares que afectan al niño. Los adultos con TDAH pueden también sacar provecho de la terapia, especialmente si tienen dificultades para mantener el equilibrio entre su trabajo, su vida personal y familiares. Estos adultos tienen una mayor responsabilidad para cuidar de ellos mismos, y cursar un tratamiento puede ayudarles a aprender estrategias para idear planes, prestar atención a detalles, planificar o mantener un horario, y mejorar de su funcionamiento social.

Los adultos también pueden aprender habilidades para descontrolar el comportamiento impaciente e impulsivo, así como mejorar el rendimiento laboral. Aunque el TDAH es un trastorno complejo, hay muchas opciones de tratamiento disponibles para los niños y los adultos que se enfrentan a este desafío. Las medidas relacionadas con la salud mental y el comportamiento son fundamentales para ayudar a los niños y los adultos con TDAH a lograr un mejor funcionamiento diario. Con el tiempo y el compromiso de los profesionales de la salud mental, los padres, y los niños mismos, el trastorno del déficit de atención con hiperactividad puede ser tratado con éxito.

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